ALEJANDRA HERRERA
2014 tiene que ser recordado como el momento en el que el uso de percusiones para la sonorización cinematográfica se alejó de los clichés, como ocurrió con el score de dos películas: Birdman y Whiplash.
En esta última se percibe un distanciamiento de los lugares comunes en los que casi siempre cae la musicalización de filmes, pues no se escucha que se incremente el volumen de las percusiones para enfatizar las escenas de acción, crisis y similares.
En este caso las piezas de jazz no funcionan como simple acompañamiento de lo que se observa en la pantalla. De hecho, si escucha el disco sin la referencia del filme, pueden imaginarse situaciones completamente distintas a las que suceden en la película.
Otro aspecto relevante de este material es que los temas, aparentemente más abstractos y minimalistas, sean los que connotan la verdadera intensidad emocional que se observa en el filme, como se escucha en “Call From Dad”, “Accident”, “Carnegie” y “Ryan, Breakup”, tracks que transmiten al escucha los sentimientos de ira, frustración, ansiedad y obsesión que viven los protagonistas.
Ojalá que el auge mediático de este filme —así como el de Birdman— sirvan para acercar al público a géneros como el jazz, no tanto en un afán consumista, sino de conocer más y ampliar la cultura musical.