MARÍA MERIOMA
Pese a todo pronóstico y a lo que se comentaba ayer, el día de más afluencia de público en esta edición del Vive Latino no fue el domingo, que venía cargado con lo que muchos sentían una oferta más amplia en todos los sentidos. El domingo en el Foro Sol se vivió con espacios mucho menos llenos que el sábado, por lo que resultaba más sencillo moverse de un punto a otro y que, en general, todo fluyera mejor.
El día comenzó con una cita temprana que no daba mucho margen para hacer otros recorridos. A las 14:40 salieron Los Toreros Muertos al escenario. Después de “Probando” y “Ya Están Aquí”, Pablo Carbonell habló brevemente para saludar y decir que Los Toreros Muertos también sabían hacer cosas serías… acto seguido continuaron con “Pilar” y “Soy Un Animal”, porque la seriedad musical les dura unos cuantos segundos.
Al instante en el que cerraron su concierto los españoles, comenzó el grupo colombiano Systema Solar en el escenario principal. Comenzaron con un espacio con un público discreto de asistentes, pero definitivamente no terminó igual; la potencia del sonido de los colombianos y su excelente puesta en escena atrajo a lo largo de su presentación a más y más gente, triplicando la que tenían en un principio. Por allí vimos a Jonáz, de Plastilina Mosh, disfrutando de la actuación (o lo que el público que le pedía fotos y selfis le permitió).
El siguiente turno en otro escenario era para Goran Bregovic; uno de los máximos representantes de la música de los Balcanes que tuvo una excelente respuesta de los asistentes, bastante interesados en escucharle, saltar, bailar y gritar “al ataque” a petición del serbio, como introducción para su ya clásica “Kalashnikov”, su cierre de la tarde.
Más o menos a las 18:00 llegó a sorprender en la Carpa Intolerante la banda guatemalteca Easy Easy, con su mezcla impecable de rock y hip-hop a la que yo sólo le puse un “pero”: que cantan en inglés –cada cual en su idioma y este sonido, en español, tendría más valor desde mi perspectiva. Según me comentaron algunos compañeros periodistas que los conocían de antes, la próxima producción de este grupo vecino será en español… ya se verá. Por el momento, fue uno de los conciertos que nos dejó muy satisfechos.
Al caer la tarde llegó a otro escenario la fuerza y delicadeza en conjunto de LosPetitFellas, quienes fueron los primeros que vimos en este espacio medio cerrado; el penúltimo en tamaño y ambas cosas les vinieron fantásticas. Tuvieron el espacio exacto para poder llenar de público, aunque pudiera ser que fuera un espacio un tanto reducido para poder desplegarse como ellos saben y les gusta. Llegaron a cumplir lo que nos comentaron sobre sus planes para este concierto en el Vive Latino: momentos para fans y para público nuevo, que definitivamente se unió en uno sólo con “Antes de Morir”, por ejemplo.
Inmediatamente después, en el escenario vecino, arrancó el concierto de Nach; el español hizo un concierto que comprendía los momentos más importantes de sus trabajos anteriores y nuevas canciones de su más reciente producción A Través de Mí en un espacio a medio llenar que dejaba a todos los asistentes hacerse un hueco para bailar con él, imitar sus movimientos y responder a sus peticiones.
Cuando comenzó el concierto de Café Tacvba en el escenario principal, todo el Foro Sol estuviera cerca o lejos de esas tablas se enteró; a esta cita llegamos unos minutos después del inicio y no tuvimos que mirar el reloj, el grito que se escuchó cuando apagaron las luces fue un aviso muy claro de que uno de los momentos más esperados de la segunda noche había llegado.
En el escenario brillaba todo, pero especialmente un vocho cubierto de espejos que colgaba del techo del escenario como si se tratara de una bola disco.
En medio de la Avalancha –disco que tocaron completo y en orden– llegó Vicentico a acompañar a Rubén Albarrán, y el verbo es literalmente acompañar, que no necesariamente implica cantar o poner voz a algo; la canción era “Ojalá Que Llueva Café” y al argentino se le oyó poco, algo más en las estrofas más conocidas pero tampoco se le gastó mucho la voz.
Este concierto fue también bastante retórico, porque en medio de las canciones Albarrán integró un discurso amoroso dedicado a nuestros semejantes, y sobre todo a la naturaleza, incluso tuvo otro invitado pero con mucho más voz; una tribu yaqui a la que hizo hablar sobre la situación en la que viven para llamar la atención sobre esto y pedir el apoyo de todos.
Reivindicaciones aparte, aún le quedaba tela a nuestra noche, por lo menos dos encuentros más: uno con Savages y otro con The Prodigy. Pese a nuestra puntualidad y holgura para dedicarle el tiempo que merecen las británicas, sin señales, mensajes o algún tipo de información por un momento pensamos que este concierto no tendría lugar, y es que comenzó más de 20 minutos tarde por motivos desconocidos, lo que hizo que tuvieran bastante menos público del que se podía prever y que las viéramos muy poco, apenas lo suficiente para escuchar sus primeros temas, entre los que estuvieron “I Am Here” y “Down the World”.
El último paso que íbamos a dar en esta edición del Vive Latino era para ver a The Prodigy, que a las exactamente 11:11 arrancó con el sonido de “Breathe”; nada mejor para comenzar un show que nunca descendió en energía y buena onda por parte de los británicos que tuvieron un encuentro mucho más cercano con el público mexicano la noche anterior en El Plaza Condesa.
El cierre del Vive Latino fue exponencialmente más espectacular por las dimensiones del escenario y lo que esta banda demostró que es capaz de hacer para comenzar un concierto muy arriba y hacerlo subir más y más, hasta el punto en el que el propio Jim Davies arrojaba desde el escenario botellas de agua para los asistentes de las primeras filas, todo un detalle sin duda entre la energía y vértigo de “Nasty”, “The Day Is My Enemy” o “Voodoo People”.
El colofón lo vivimos con un momento gracioso en el que el staff de producción se las ingenió para sacar el vocho de Café Tacvba del recinto; el cochecito de espejos salió delante de nosotros empujado por cinco personas en una pendiente de 40 grados más o menos. Sentíamos que se nos venía encima hasta que nuestros compañeros de van, los integrantes de La Chiva Gantiva, le dijeron al chofer que no lo siguiera porque la echada en reversa prometía ser muy aparatosa. Finalmente le ganaron al vocho los cinco que lo empujaban y logró salir brillando del estacionamiento.
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