MARÍA MERIOMA
El público mexicano está comprometido con el Vive Latino como una celebración propia que va más allá de la música y que se ha consolidado como una cita ineludible en la capital mexicana; esto se vio especialmente durante la primera jornada del festival que sin ser la más atractiva de esta edición –comentado por muchos– sí tuvo una afluencia de público bastante considerable; los cálculos no oficiales hablan de unas 80 mil personas, algo que se notaba nada más pisar el Foro Sol, pues desde horas tempranas el lugar se veía y sentía lleno.
Antes de comenzar con el recorrido programado para cubrir lo más destacado del día hicimos un reconocimiento del terreno con dos objetivos: ver a las bandas que tocan en las primeras horas para observar la reacción del público y dejarnos sorprender. Y, por otra parte, encontrar otros accesos a prensa para no molestar al público que está al lado del escenario cada vez que tenemos que entrar o salir a presión de nuestro lugar de trabajo-encuentro o quedarnos, literalmente, encerrados.
La parte previa a la primera cita del día, con Dorian, tuvo dos momentos de los que hablar. El primero fue una breve visita a Reyno en el escenario Tecate que nos hizo salir de ahí buscando espacios más animados, puede que no fuera algo para escuchar justo después de comer y que el público realmente interesado era el que estaba en las primeras cinco filas. El segundo momento consistió en sentarnos un rato a ver a la banda argentina Indios; algo nada innovador pero de calidad y a su alrededor un público bastante joven que se sabía todas las canciones. Partimos de ahí en el momento en el que su vocalista decidió desabotonarse la camisa a mitad de una canción con gesto sexy-agresivo para enseñar “pelo en pecho”.
Sin cumplir el segundo fin del primer recorrido (entrar o salir de prensa sin empujar a nadie) llegó el concierto de Dorian, muy bien recibidos arrancaron con “Los Amigos Que Perdí”; temas más tarde, para presentar “El Temblor” Marc Gili habló de lo que significa en Cataluña el 23 de abril, el día de Sant Jordi, y la tradición de regalar una rosa a todas las mujeres, momento de ovación total para los catalanes que agradecieron varias veces lo bien que los trata México siempre.
Exactamente en el momento en el que Dorian dejó su escenario, Todos Tus Muertos se desplegaron en el principal, lleno hasta la mitad, aunque la gente de los primeros diez metros de público estaba compactada como si no cupiera una persona más en el lugar; se notaba que seguía habiendo espacio con el pogueo, que fue bastante y constante. Los momentos de TTM pasaron entre “Guantanamera”, guiños a Celia Cruz en las visuales e imágenes absurdas como una ecografía con la leyenda “Etapa fetal. No hay cambios considerables”. El momento más coreado fue, como se esperaba, “Adelita” y el final llegó con “Andate”.
La tercera cita era doble, al mismo tiempo estaban León Larregui y Los Viejos en distintos escenarios. Los Viejos tenían la Carpa Intolerante llena, con un sonido que parece que incluye mínimo cuatro personas en el escenario, pero es un dúo y es lo más sorprendente de todo. Se nota por qué desde sus inicios han logrado girar por lugares que bandas con más historia detrás no han pisado.
León Larregui, por su parte, fue la otra cara de la moneda, en contraste con el sonido fuerte y gutural de Los Viejos, el vocalista de Zoé dio un concierto con un sonido apocado que hacía que, entre otras cosas, casi no se oyeran sus palabras cuando se dirigía al público entre canciones como “Souvenir”, “Como tú” y “Locos”.
A media tarde ya habíamos pasado por aguas intermitentes y en todo momento esperábamos lluvia, pues se sentía ese viento que anuncia la presencia inminente de agua; sin embargo, no es algo a destacar de la jornada, porque más allá de unas cuantas gotas que mojaron el recinto no se desató ninguna tormenta, sólo nos mantuvimos nublados y con una temperatura un poco baja. Algo a lo que están muy acostumbrados los norirlandeses de Two Door Cinema Club, que a las 19:10 comenzaron su presentación en el escenario principal. De las pocas presencias en una lengua distinta al español en la primera jornada del Vive Latino, haciendo honor más que nunca a su nombre.
El momento anglo llegó con Alex Trimble, Kevin Baird, y Sam Halliday justo al atardecer, lo que tiñó de un entorno bonito esta presentación que comenzó con “Sleep Alone” y cerró con la imperdible de la banda “What You Now”, una hora con 16 temas en los que repasaron todos sus sencillos y algunos temas menos conocidos. Al despedirse la salida era complicada porque el espacio ya estaba llenándose para recibir a una de las presencias más esperadas de la noche: Enrique Bunbury, y había mucha gente deseosa de estar lo más cerca posible del aragonés.
A pesar de esto, todos los lugares del festival parecían estar llenos, se notó con Plastilna Mosh, que comenzaron una hora más tarde que Bunbury, saludando con “Human disco ball” y con una muestra de que Jonáz González no ha hecho acuse de recibo de que esta ciudad ya no se llama Distrito Federal. “¿Qué onda D. F.?” para seguir con “Te lo juro por Madonna”. Antes de tocar su ya clásico “Mr. P. Mosh” Jonáz dijo que recordar es volver a vivir y que siempre la tocan como si fuera la primera vez. Y si no, por lo menos era la que esperaba el 90 por ciento del público.
El cierre del escenario principal y el fin de las citas del día que esperábamos llegó con más energía que cualquier otro momento. Si de alguien había camisetas por doquier en los cuerpos de los asistentes era de la banda argentina Auténticos Decadentes, en todas sus formas y colores pero especialmente de fútbol: selección argentina y Boca Juniors. Así que definitivamente fue el plato fuerte de la noche que comenzó al grito de “Viva México, cabrones” antes de tocar “Skabio”.
Continuando con el tema del cambio de nombre poco después llegó “Distrito Federal”, según dijeron, México es su segunda casa. Poco antes de cerrar, Fidel Nadal de TTM los acompañó con “Gente No”, tema que ya habían hecho juntos en el mismo escenario horas antes. Aunque cerraron 15 minutos después de lo previsto entre “Somos” e “Y La Banda Sigue” era lo que la gente quería, seguir, el público pedía que los Auténticos Decadentes no dejaran de tocar y no paraba de pedir bises, aunque como todo, tuvo un final.
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