ARTURO URIZA
“Guarda bien tus cosas” le dice el chavo que viene delante de mí a su novia mientras cruzamos un pasillo del Foro Sol para dirigirnos al escenario donde toca La Revolución De Emiliano Zapata.
La gente está amontonada porque en un pequeño escenario acaba de empezar de sorpresa El Gran Silencio, y me acuerdo que hace años los vi en el escenario principal, muy a mi pesar. El público, como se acostumbra en este país, choca entre sí tratando de imponer la ley del más abusado, pero logramos pasar entre varios que propagan que “El Gran Silencio es la pura sabrosura”.
La Revolución De Emiliano Zapata está lista y el clima nos está haciendo el favor de guardar la lluvia para eventos más tardíos. Comienzan con un par de tracks que el público en general –en el cual me incluyo– desconoce. Sin embargo, llega temprano el momento por el que muchos íbamos. “La Revo” saca la carta fuerte e interpretan “Nasty Sex”. Hay un aire de nostalgia anacrónica que me hace pensar lo mal que la han de haber pasado como banda durante años de completa oscuridad, donde solo eran recordados como un mero incidente, algo que no terminó de cuajar en un país que no es precisamente famoso por sus bandas de rock.
Para aunarle un aire aún más extraño, Javier Martín Del Campo aclara que la siguiente canción es de su autoría, y así comienzan a tocar “Mi Forma De Sentir”, esa balada que también interpreta Pedro Fernández, solo que ahora tiene un aire de power ballad de alguna banda de hair metal ochentena. Todo está desfasado.
Alguien me había recomendado a San Cisco y mientras los veía pensaba que tal vez ya estaba viejo y que me estaba pasando eso que le pasa a los viejos que creen que solo en su época hubo buena música. Pensaba también que la principal razón por la que venía al Vive Latino es que quería ver a Happy Mondays, que fue una banda de los ochenta y principios de los noventa. La cuestión es que yo nací en el 88, así que más bien esto no tiene mucho sentido y San Cisco me está aburriendo terriblemente. La fórmula no difiere de otros cientos de bandas independientes gringas que juegan con fórmulas súper pop disfrazadas de algún tipo de imaginería rockera diluida que nadie cree a estas alturas.
Ya cayó la noche y El Columpio Asesino está a punto de salir a tocar. Siempre me han parecido una banda excepcional. Han logrado colocarse en un punto privilegiado haciendo música interesante, energética y oscura. Se me hace raro que un proyecto que puede mezclar el post punk con los beats del kraut, siendo españoles, tengan tan buena aceptación en nuestro país.
A mí lado, un par de indeseables gritan las canciones y el sonido no ayuda, a pesar de que estamos bastante cerca del escenario. Y nomino al Vive Latino como el festival en México con la peor audiencia. El Columpio Asesino cierra con “Toro”. Carretera y speed resume el espíritu de estos españoles.
Por recomendación espero para escuchar a Los Fresones Rebeldes, a quienes jamás había escuchado y me encantaron. Descaradamente pop, Los Fresones tienen una frescura increíble; es música bonita para gente bonita. Es música para cantar con tu novia y es el mejor público que he visto en todo el día, la gente se ve feliz y solo pienso en que al llegar a casa lo primero que haré será buscar sus discos y dedicarle una canción de ellos a la chica que me gusta.
Nos vamos acomodando y el lugar está bastante vacío, lo cual es buenísimo para mí. Al fin llegó el momento que esperaba desde que se anunció que los Happy Mondays pisarían nuestras tierras. “Loose Fit” es la primera en sonar. Bez anuncia la llegada de los míticos mancunianos con un sombrero y sus maracas. Atrás se escucha Shaun Ryder en un indescifrable inglés y el bajo de su hermano Paul pega como ninguna banda del día lo había logrado. La fiesta empieza.
Rowetta y su potente voz contrarrestan la siempre extraña pero increíble manera de cantar de Shaun y ni siquiera los intensos que están delante de mí empujándose pueden arruinar este momento tan maravilloso. “Do It Better”, “Kinky Afro”, “Hallelujah”, “24 Hour Party People”, “Bob’s Yer Uncle”, “Wrote For Luck”, “Step On”, y no puedo dejar de sonreír.
Parece que tocaron cinco minutos y aunque me habría gustado que el set fuera más largo, quedo completamente satisfecho y feliz. Es por eso que amamos la música.
El bonus es llegar a ver a Mastodon, que están en el escenario donde más temprano vimos a La Revolución De Emiliano Zapata. La conocida potencia de la banda se ve menguada por una pésima cantidad de sonido, sin embargo la banda ejecuta brutalmente, aunque parece que los miembros tienen un poco de tensión entre ellos, especialmente uno de los guitarristas con el bajista y vocal. Salen abruptamente y es hora de que nosotros hagamos lo mismo.
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