ESTEBAN CISNEROS
I
Me acuerdo de la primera vez que escuché a una banda en vivo. No fue una noche de bochinche y curda, no; yo era un niño y el grupo en cuestión, de cuyo nombre no puedo acordarme, hacía puras versiones de los greñudos de Liverpool. Como sea, el impacto fue grande.
El engarce de guitarras/bajo/batería y una voz gritona me pareció lo más emocionante desde descubrir la vieja y oculta colección de discos del Tío G. De hecho, era como si esos discos cobraran vida frente a mí. Esa música tenía algo que decirme. Aún no descubro qué, pero intuyo que lo que importa está en la búsqueda.
Cuánto tiempo ha pasado y aquí estoy, estamos. Aún buscamos respuestas entre discos y grabaciones, asistimos a conciertos y tocadas dejando de lado todo. Como si fuese lo más importante. Como si lo fuese.
Porque lo es, ¿no?
II
Vete Al Diablo es un grupo mexicano de bajo-guitarra-batería. De esos que se niegan a morir. De esos que van a sobrevivir, cual infectas curianas, al cataclismo más atroz y mortífero. De esos que uno sigue viendo en bares y patios cada fin de semana. De esos que hacen ruido.
De esos que siguen anclados al siglo pasado porque intuyen que algo se perdió en el camino y perpetúan un sonido que exploran hasta sus límites para encontrar una respuesta, como orates hebreos babilonios del siglo III escudriñando la escritura hasta hallar significados imposibles…
Vete Al Diablo ha girado ya por esquinas y arrabales. Se nota. Porque han lanzado ya su primer disco y tiene un sonido rasposo y un título chulo: Música Fácil para una Vida Difícil. Es una bonita (y certera) definición para su música y su estética.
El disco es retumbante y, aunque está lejos de ser un cénit, es un pequeño paso para el rawk… pero una gran zancada para Vete Al Diablo y sus seguidores: se han hecho presentes en una historia –de escritura cotidiana– de cadencia&estridencia, dejando cicatriz, meando su esquina como perro que marca su terreno. Eso cuenta, y cuenta un montón.
La guitarra va en clave rock pero el bajo y la batería, en ocasiones, imitan ese sonido faux disco que podemos achacarle al post-punk; las letras son elementales y directas. Vete Al Diablo es una banda muy de esta década que, a pesar de emular con escrúpulo a sus héroes (o precisamente gracias a ello), suena a 2016: las influencias de los setenta y ochenta son evidentes, pero las abordan desde la ironía, con un desencanto casi nihilista.
Casi, dije; en realidad, Benjamín Sánchez (bajo/voz), Irving Canseco (guitarra/voz) y Guillermo Prado (batería) se evidencian como unos románticos cuya fachada dice no future (pero sólo porque han escuchado demasiados discos) pero que en realidad van de redención-a-través-del-ritmo, de forzar la epifanía pasada la medianoche en un bar mugriento enfrentando a una audiencia que exige estruendo y barahúnda para hacer el pogo, de encontrar la cuadratura del pinche círculo vicioso de la vida porque intuyen que es posible – se los dijo en secreto una canción a todo volumen en una noche de pítima.
Música Fácil para una Vida Difícil es un excelente disco de debut con todos los deslices y con todas las virtudes de una primera placa: es una gran muestra de lo que Vete Al Diablo (¿siete párrafos y aún no he mencionado lo bonito que me parece su nombre, lo mismo que el título de su grabación?) puede ser y va a ser, espero – esperamos. Quedémonos con esa energía de grupo en vivo, esas tonadas elementales, esos guitarrazos rijosos, esa batería potrosa…
III
Me acuerdo de la primera vez que escuché una banda en vivo. No fue una noche de bochinche y curda, no; yo era un niño. Pero hace apenas unos días estuve en, ahora sí, una noche de esas que si adjetivamos seremos presas de la hipérbole más desvergonzada.
Sonaron guitarras, bajos, tambores, palmas, gritos y redobles de botines, tenis y tacones. Fue mayúsculo, a pesar de haber sido tan cutre; fue mayúsculo, por haber sido tan cutre. Nadie lo pasó mal esa noche. Todos regresaron, regresamos, a casa con una sensación de posibilidad. Y todo porque cuatro fulanos hicieron ruido sobre un escenario.
Debo ser un tipo con suerte, porque la sensación regresó cuando puse play a Música Fácil para una Vida Difícil. Y, como un orate, me puse a rebuscar en mi colección de discos para perpetuar la sensación. Para buscarle sentido a (o una razón para soportar) estos tiempos tan pendejos. Para sobrevivir limpio, if you know what I mean, un día más.
C/S.
La música de Vete Al Diablo puede escucharse en Bandcamp. Si te gusta lo que oyes, puedes apoyarles comprando su disco o su mercancía. Compra local, dicen.
[…] (bajo, voz), Irvin Canseco (guitarras, voces) y Guillermo Prado (batería, coros). Su disco debut, Música Fácil Para Una Vida Difícil, fue lanzado a finales del 2016 con apenas 500 copias, y ya puede escucharse también en […]