ALEX CASTRO
El álbum que contiene la música de esta cinta es score y banda sonora al mismo tiempo; más score que banda sonora, pues los doce primeros cortes son la música incidental de este drama, hechos para la ocasión por Mike Patton, y sólo las cinco canciones restantes pertenecen a otros artistas.
La parte de Patton cumple su cometido sin sorprender demasiado. Esto no significa que los tracks sean aburridos o prescindibles, sólo que están justo en la línea de lo que esperaría cualquier seguidor de proyectos alternos del músico, como Fantomas o Lovage. Es decir: cortes de atmósfera sombría que aportan la tensión necesaria para estas escenas; pasajes instrumentales que rayan entre el suspenso y la desolación, como “Schenectady”, “Forest Of Conscience” y “Misremembering”, que no hacen más que corroborar lo que ya sabíamos: Patton se pinta solo para crear este tipo de ambientes.
El resto hace un buen contrapeso en el disco: la balada sesentera “Please stay”, de The Cryin’ Shames aporta un ambiente entre dulce e inofensivo que relaja el ambiente, lo mismo que el par de piezas sacras de Vladimir Ivanoff y Arvo Pärt.
Finalmente, Ennio Morricone se aparece con la ¿canción de cuna? “Ninna Nanna Per Adulteri”, para dar paso al cierre, discreto pero conmovedor de Bon Iver con “The Wolves (Act I and II)”.
Así transcurre la música de esta película, publicitada en México como El Lugar Donde Todo Termina: De la tensión a la calma y del miedo a la calidez de un abrazo reconfortante, en un disco que, al contener la música del score y del soundtrack en uno, soluciona el problema de aquellos insaciables que, teniendo la banda sonora quieren el score, o viceversa. Sé que los hay, seguramente tú eres uno de ellos.