1. Los D’Addario, de Long Island, son los músicos que más me entusiasman hoy día. Lo digo así de botepronto pero con toda seguridad, con sus canciones vibrantes en la cabeza todo el día y con la admiración de quien aprecia las sorpresas y el talento puesto a trabajar.
El padre, Ronnie, no deja de sonar en esta su casa (You Are The Cosmos recién lanzó una segunda caja con lo más reciente de su discografía) y los hijos, Brian y Michael, continúan con éxito su plan de dominar el mundo.
Están a dos pasos, así que cuidado.
2. Do Hollywood (2016) de los D’Addario jóvenes (alias The Lemon Twigs) es uno de mis grandes discos del año pasado y de los últimos tiempos, una solidérrima colección de grandes hits que miran al pasado para construir el pop del futuro.
Son canciones con linaje y que, a su vez, dejarán herencia segura. Es el regreso al pop inteligente y divertido, extático y que se sorprende de (y se encanta con) sí mismo. Una maravilla, les digo.
3. Algunas canciones de esas sesiones quedaron, como suele pasar, fuera del LP. Pero no podían quedar perdidas. Esta labor de rescate resultó en un EP, Brothers of Destruction (2017), recién lanzado por 4AD Records. En una pausa en la frenética vida de los Twigs (giras, apariciones en tele y radio, colaboraciones con gente como –nada más– Todd Rundgren y su padre), el lanzamiento es también un punto final a una primera etapa del grupo.
Seis canciones, versiones originales de canciones que suelen tocar en vivo y que han cambiado con el tiempo y la adquisición de nuevas destrezas, que son como un fundido de cambio de escena: adiós etapa Do Hollywood, hola lo que vendrá.
4. Seis canciones, no más. Una se llama “Intro” y sirve como ello. “Why Didn’t You Say That” resume a la perfección sus filias: pop vocal melódico con ganchos y tufillo a psicodelia. “So Fine” demuestra por qué lo sixties se niega a abandonar el canon pop (y no al revés) y “Beautiful” se reseña a sí misma en el título, además de tener una de las mejores tomas vocales que han grabado jamás – el orgullo de Papá Twig, seguro, de quien se nota mucha influencia aquí.
“Night Song” fue el primer adelanto del EP y, con guiños al pop barroco de hace cincuenta años, es una pequeña clase magistral de composición. Es difícil elegir, pero tal vez “Light And Love” es mi favorita del combo; comienza con armonías vocales a lo Beach Boys y se transforma en una melodía kinksiana, con una nueva toma vocal increíble e intensa.
Si así está el material de transición, quiero saber ya cómo será lo nuevo. Toca esperar. Lo bueno es que no es un aguante en silencio.
5. El futuro, en este caso, entusiasma. Los chicos ya trabajan en su nuevo material (se ha filtrado por ahí que Jody Stephens, batería original de Big Star, pone ritmo a un par de tracks) y, con la experiencia acumulada, promete muchísimo. Por lo pronto Brothers of Destruction es un gran disco de transición, gran música para comenzar a cerrar otro año de infamia y congoja en un mundo que, con todo, se niega a dejarnos sin fe.
C/S.