NICOLÁS GONZALEZ • Menos arriesgados y más orgánicos.
El pasado 20 de octubre vio la luz lo nuevo de Tahiti 80, producido por Richard Swift y editado por Human Sounds.
Teniendo en cuenta que Tahiti 80 es un grupo que ya pisa las dos décadas de existencia y que tocaba pop francés incluso antes que el pop francés fuese una especie de género, creo que Ballroom refleja perfectamente el momento que vive el grupo: un disco no demasiado arriesgado, cómodo en algunos aspectos, pero que de todas maneras posee la fuerza como para asegurarle al grupo una gira mundial.
Lo primero que seduce del disco es lo orgánico que suena. Teniendo en cuenta el nivel tecnológico con el cual fue grabado, se pueden apreciar ciertos “defectos” propios del trabajo con instrumentos análogos, como por ejemplo los preciosos “soplidos” de los sintetizadores en temas como “Crush!”, “Coldest Summer” y “T.D.K”.
Comparado con su trabajo de 2011, The Past, The Present & The Possible, este disco es menos rockero y oscuro, dando lugar a un mood más relajado e introvertido; más cercano al dreampop que está haciendo estragos en todo el mundo, y por momentos hasta naive, como se percibe en las bases de batería y bajo, permanentemente entrelazadas en grooves intensos, o por momento entrecortados, pero sobre todo en la gama de sonidos aireados de los teclados.
Existe también una reutilización de elementos de grupos de la camada madchester como Happy Mondays o Stone Roses, muy perceptible en “Back 4 More”. También hay guiños al pop de los setenta y ochenta, con lo cual me queda pensar que a los amos franceses de la modernidad (sí, Tahití 80 y no Daft Punk) les ha dado por revolver en el cajón de los recuerdos e intentar re-producir-los de una manera más contemporánea… Ustedes decidirán si lo lograron o no.
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