MARÍA MERIOMA
FOTO: Sziget España Official
La organización reconoció y los números demostraron que los récords batidos en 2016 fueron imposibles de superar.
El sábado a mediodía, durante la tercera jornada del festival, tuvimos una conferencia de prensa con la organización de Sziget en la que se anunció el retiro de su director y fundador, Károly Gerendai; la compra del 70% de Sziget por el fondo de inversión estadounidense Providence Equity y el lanzamiento de Sziget City, un centro turístico con servicios de alojamiento que funcionará durante todo el año.
También se comentaron las cifras de Sziget 2017, que resultaron por debajo del éxito de 2016 debido en gran medida al cartel, porque la agenda musical es el reclamo de todo lo que se vive en la Isla. Aunque igualmente está el hecho de que superar 2016 será casi imposible, a punto de llegar al medio millón de personas Sziget rozó el máximo de su capacidad y es una isla, por lo que no hay forma de ampliar el recinto.
La organización de Sziget reconoció que el line-up de este año fue “desafortunado” y lo justificó comentando que se debía a los altos precios del caché de los headliners hinchados por la burbuja festivalera de los últimos tiempos y al fallecimiento de su director de programación, Dan Panaitescu, semanas antes de celebrar Sziget 2016.
Negó que se debiera a la compra del 70% de Sziget pero hay quienes creemos que sí es una influencia, puesto que las empresas de entretenimiento que han adquirido Providence Equity están bastante relacionadas con fiestas y festivales de música electrónica, algo de lo que estuvimos boyantes, tanto que varios periodistas aplaudimos a Tamás Kádár (CEO de Sziget Cultural Management) cuando afirmó que para él eran demasiados DJs y electrónica lo que ocupaba los escenarios de Sziget 2017.
Muchos acusamos la falta de rock con todo su amplio espectro o de bandas en particular, porque a pesar de que cada día tuvimos un buen encuentro con algún acto, fueron citas escasas.
El escenario principal es del que siempre se esperan grandes cosas y, a pesar de ser una celebración de cumpleaños, Sziget 25 no tenía mucho que ofrecer en comparación con las letras grandes de otros festivales que hay por estos días en Europa, aunque la diversidad fue de nuevo su aspecto más destacable.
El primer día vimos a los bosnios de Dubioza Kolectiv, cuya fusión de ska y folclor balcánico no dejó a nadie sentado en las inmediaciones del main stage y lo mismo pasó con P!nk como cierre, en uno de los conciertos más multitudinarios de toda la semana, que casi nadie se perdió y que dio un show a la altura de las expectativas tanto de fans como de nostálgicos de sus primeros años.
Algunas jornadas pasaron sin que pisar el escenario más grande de Sziget fuera imprescindible para un concierto completo por distintas razones; aún así siempre pasamos por el lugar para ver más cerca o más lejos el ambiente que generaron las presencias de nombres como Wiz Khalifa, The Chainsmokers o Major Lazer, que en los tres casos cerraron el espacio poniendo a tono al público para dirigirse a la fiesta de los lugares con la electrónica más comercial de la Isla y los tres espectáculos lo fueron con todas las letras, independientemente de la preferencia musical de cada quien.
No tan afortunado fue lo que vimos el domingo 13 de agosto con White Lies a media tarde, pues Jack Lawrence-Brown desafinó mucho, a lo que se sumó un repertorio demasiado blando, sin que tampoco se le pueda pedir algo muy duro porque no lo tiene, pero de balada en balada y entre un público poco entusiasmado daban ganas de regresar al Sleeping Beauty Project descrito ayer.
Por su parte, PJ Harvey y The Kills llevaron los asuntos musicales del main stage a otro nivel, el viernes y el martes respectivamente, un tanto más oscuros pero mucho más espabilados y con un público más receptivo, tal y como lo dejó el martes el directo de Rudimental que fue una de las presencias aclamadas de esa tarde, incluso más que la del cabeza de cartel Kasabian, cuyo concierto fue impecable y emocionante pero con una cuota de gente bastante menor a la que le vimos en el mismo lugar en 2015.
Los momentos más típicos festivaleros con colores del verano los vivimos con la presencia sobre las tablas de Two Door Cinema Club, Metronomy y Alt-J, agrupaciones con experiencia en festivales que entre canciones conocidas y nuevos lanzamientos (especialmente el reciente de Alt-J) nos dejaron con una buena sensación respecto a lo visto en el escenario principal.
La fiesta de cierre estuvo a cargo de Dimitri Vegas & Like Mike, a la que algunos acudimos simplemente por el placer de ver los fuegos artificiales y la iluminación de la última noche.
45 minutos después el escenario siguiente en tamaño y ubicación, el A38, recibió el paso de la gira de los 15 años del Turn On The Bright Lights, de Interpol que fue el cierre musical definitivo para muchos en la Isla.
Durante la semana por el A38 pasó Kensington, una de las agrupaciones que son como de la casa porque han estado varias veces en Sziget, con la fortuna para ellos y para aquellos a quienes nos gustan de que en esta edición no se cruzaban con ningún concierto imprescindible en otro lugar.
DJ Shadow le hizo honor a su nombre más que nunca, poniendo una oscuridad y lentitud a la noche del viernes de la que costaba salir. Entre el público comentábamos que las expectativas iban encaminadas a su parte más dinámica, pues eran las 23.45 horas, acababa de empezar la noche y hubiese encajado mejor, de eso solo nos regaló los últimos minutos cuando cerró con una remezcla de la ya clásica “Organ Donor”.
Nada parecido a lo que vivimos con Bad Religion el sábado, donde nos encontramos todos los que echábamos en falta dos palabras: rock y banda, necesitábamos más guitarras, más voz, más fuerza y menos baile.
Luego llegó Chrystal Fighters a cambiar completamente el ambiente y a quienes veíamos Bad Religion allí se nos sumaron unos cientos más para dejar la carpa del A38 llena pero con espacio para moverse.
Un tanto más íntimos fueron los 70 minutos que compartimos con Oh Wonder y con The Naked and Famous, el primero a media tarde, justo después de escuchar a White Lies atinó perfectamente nuestras necesidades con un pop electrónico agradable, por su parte, The Naked and Famous esa misma jornada de domingo pero ya entrada la noche, nos hizo comenzar la última parte del maratón musical con oleadas de tempos distintos y la dulzura del timbre de Alisa Xayalith.
Todo esto lo mezclamos con el sinfín de actividades de la Isla y con los encuentros musicales aleatorios que todos los días nos descubrían algo digno de añadirse en una nueva lista de reproducción y seguirle la pista, asuntos que nos ocupan actualmente.