MARÍA MERIOMA
FOTOS: Julieta Feroz / Sziget España Official / Sziget Festival Official
Aún no cumplimos la cita con el yoga por la mañana, lo que nos despierta una enorme admiración por los fanáticos del running que dan vueltas por la isla desde temprano, porque los hay, así como también encontramos vigoréxicos haciendo ejercicios de tríceps incluso en la zona de prensa y lectores que se sientan en un rincón en medio de una marabunta con un libro, y lo de un rincón es literal: las zonas que más gustan a estos lectores son las intersecciones de las vallas y si tienen algo de elevación, mejor.
La diferencia con años anteriores en cuanto a las dosis de gente es que no se ha notado como un incremento o disminución de modo paulatino, sino que un día está más lleno y el siguiente no. Así, el día 0 no se podía caminar con soltura, el viernes, día 1, la circulación de gente era más fluida y ayer sábado repetimos la sensación de un gentío inmanejable, y ¿cómo no? El día de Rihanna vendió todas sus entradas en julio y el de Muse colgó el cartel de agotado la noche anterior. Así pasó el día con cada vez más gente en el interior de la isla y menos posibilidad de correr por los alrededores de ella.
Todas las tardes en el ecuador de los conciertos del Main Stage, como cada año, tenemos una fiesta especial cuyo único propósito es animar a la gente a reunirse a esa hora allí y obtener imágenes bonitas de poco antes de la llegada del atardecer en la isla. Este año no han sido muy destacables, por lo que no hemos hablado mucho del asunto, pero ayer fue el turno de la ya conocida fiesta de colores en la que el público suelta polvos amarillos, rojos, verdes, azules, morados y rosas dando forma a una explosión que dura entre dos y tres segundos en un arcoíris definido antes de convertirse en una neblina espesa y de un color imposible de señalar con un código PANTONE.
Antes de la fiesta, el estruendo de Bring Me The Horizon llenó considerablemente el Main Stage, un concierto con una buena dosis de agresividad dentro y fuera del escenario, aunque fuera solamente simulada y para el que la idea de resguardo resultó mejor para muchos, sobre todo si era en el A38 escuchando a !!!, quienes no completaron el aforo en la carpa en su turno de las 16:00 pero sí dieron un concierto muy divertido que terminó justo a tiempo para que la gente intentara correr a embarrarse de color.
Entre polvo y público que había terminado su cometido en el Main Stage y salía presta a escuchar otra música o hacer otras actividades, comenzamos la espera para Sigur Rós, cuyos primeros acordes de “Óveður” sonaron exactamente a la hora prevista, a las 19:15. En un entorno oscuro iluminado por momentos por formas geométricas en azul, estuvieron guardados en el fondo del escenario entre dos estructuras de metal dispuestas en diagonal en los laterales durante los primeros tres temas, gracias a lo cual destacó el sonido por encima de todo, a ellos no era posible verlos ni en las pantallas.
Presenciamos un formato básico de trío con un sonido sólido, impoluto y preciosista que les impidió hacer parte de sus temas más felices y potentes, como “Gobbledigook”, pero que dejó momentos emocionantes con “Glósóli” y “Vaka” justo en la mitad.
Jónsi, Goggi y Orri hicieron submarinismo musical con una presentación que llegó a un nivel de profundidad del cual parecía imposible que salieran, pero justo antes de tocar el fondo lo elevaron hasta el cráter de un volcán en activo para dejarnos un recuerdo del concierto enérgico, iluminado en rojo y con un arco de violín roto y entre el público que tarareaba como podía “Popplagið”.
Muse era lo más esperado de la noche. El espacio para 90 mil personas que tiene el escenario principal no tenía muchos huecos donde poder observar algo del trío escoces. Tal y como están haciendo en esta gira que vemos desde el año pasado rondar los festivales de Europa y Latinoamérica, comenzaron con “Psycho” desde su parte introductoria tal cual el álbum Drones y cerraron con “Knights of Cydonia”.
Las figuras del confeti que usa la banda en sus conciertos son siluetas de soldaditos marchando sin los brazos visibles (imagen en el arte del álbum), una alegoría a lo que sería un dron humano que no dirige sus acciones; lo anterior es un tanto en lo que se ha convertido el paso de Muse por un festival de un año a la fecha, un concierto perfectamente ejecutado pero que hace echar de menos algo orgánico, la sensación de que los tres músicos que están allí son humanos e intiman con los miles de personas que se emocionan con “Starlight”, “Hysteria” y demás éxitos incluidos en un set list calculado y dispuesto también de modo “perfecto”.
A Molotov los vimos poco antes de su entrada al A38 en el backstage de dicho escenario, se mostraron muy contentos de saber que a través de LAPOPLIFE se podría ver su paso por Sziget e invitaron a nuestros lectores a verlos. El concierto tuvo más emoción que el paralelo en el Main Stage.
A la cita con los mexicanos acudió gente de casi cualquier nacionalidad de las que se encuentran en la isla (alrededor de cien países) aunque había una muy buena dosis de latinos y españoles en él que sí comprendían las letras que gritaban y saltaban, especialmente el cierre de con “Puto”.
El suizo Abu tuvo una cuota bastante menor de público en comparación con los dos anteriores en los escenarios principales; su primer paso por Sziget en el Europe Stage reunió a público compuesto en un 90% por gente de su país que conocía la letra de canciones como “Spell”, “Gimme” o “Hold On”, algunas de las cuales nos dieron la pista para recomendarlo en esta edición de Sziget y no dejaron espacio a arrepentimientos porque resultó ser un músico con un show muy bien montado y una ejecución en directo muy distinta a cómo se oye en estudio, cosa que se agradece bastante.
En un gesto demodé le arrojaron un brassiere que encajó en el pie del micrófono, entre una canción y otra dio las gracias, dijo que era su primera vez y no era su talla pero posiblemente sí la del guitarrista a quien se lo pasó y se lo puso en la cabeza.
DATO DEL DÍA:
Esta es la tercera edición de Sziget que contamos en LAPOPLIFE, ya en las otras en los datos del día hemos hablado de la comida, el sistema de pago, los precios, las actividades, los espacios de acampada y hemos contado anécdotas curiosas. Algo que posiblemente a muchos les ha pasado por la cabeza es: ¿cuánto cuesta Sziget?
El presupuesto de Sziget tiene tres partes, la de la productora, un porcentaje subvencionado y la inversión de los patrocinadores. El total del gasto de la productora es de 20 millones de euros (la base de la que parte el festival), de los cuales menos del 1% es dinero público; de ese punto de partida se dividen 10 millones para contrataciones musicales, line-up, y 10 millones para organización, planeación, montaje de espacios alternativos y espectáculos varios.
Una cifra indeterminada por la organización la desembolsan los patrocinadores que despliegan sitios con servicios muy diversos que van desde la utilidad de lugares con Wi-Fi, lavandería o supermercado, hasta pasarelas de moda, casas especializadas en vino o deportes varios.
La contratación de los artistas es una parte importante pero no la base de Sziget, que vende el 40% de sus entradas antes de anunciar el cartel y se mide en experiencias, por esa razón tiene un tope de gasto por artista (1 millón de euros) y un principio básico, si éste no está de acuerdo con las condiciones de Sziget, no es bienvenido.
En Sziget 2016 dos de sus cabezas de cartel rozan la cifra máxima y, aunque no dijeron quiénes, es de suponer que son las letras más grandes que generaron los dos días de sold out previos al día de su presentación.