MARÍA MERIOMA
Parece como si escribiera desde otro festival que el que he relatado los últimos días. Si con el paso de la semana la pregunta era ¿de dónde sale tanta gente? La pregunta de hoy fue ¿dónde está la gente? A excepción de unos momentos puntuales en los que terminando algún concierto del escenario principal o el A38 se armaban tumultos en las calles de la isla, se sentía bastante más despejada. Tal vez sea solo la sensación de tener más espacio después del sold out del viernes pero ya he visto gente pasar con maletas hacia la salida y en mi grupo hemos tenido dos desertores de Sziget.
Quienes huyeron de la isla cercanos a mí lo hicieron por varias razones, entre ellas el cansancio, el calor y la programación para del domingo. El último motivo mencionado tuvo una especie de justificación por parte de los organizadores del festival en una conferencia de prensa que hubo la mañana del sábado, según comentaron, la intención de Sziget no es competir con el cartel de otros grandes festivales sino tener uno distinto con buenos artistas en el line-up pero concentrándose en ofrecer espacios para todos los géneros musicales (rock, pop, electrónica, ópera, música clásica, jazz, blues, etc.) y espectáculos de circo, teatro, artes visuales y otras cosas que se han ido incorporando a través de los años.
Fuerza Bruta, una compañía de teatro argentina, es una de las incorporaciones de 2015, con un espectáculo que están probando en el formato de festival, según nos comentó Fabio D’Aquila, su coordinador general, después de la conferencia de prensa. Nos recomendó que esperáramos a la función de la media noche porque parte del show se basa en la interacción de los actores y el público con imágenes proyectadas sobre un domo de tela blanca que se infla y desinfla durante la función cubriendo el espacio circular de la representación.
La primera parada del día la tenía al norteamericano William Fritzsimmons en el A38, la rueda de prensa terminó después de que comenzara y entre vuelta y vuelta solo pude ver desde afuera que tenía un público muy escaso y un sonido fantástico. Así que no fue sino hasta Beatsteaks, grupo que tocaba después de Fritzsimmons, que entré al A38.
Los berlineses le dieron un buen inicio musical al sábado con su sonido poco arriesgado pero consolidado con sus veinte años de historia como grupo. Especialmente destacables los juegos de su vocalista, Arnim Teutoburg-Weiß, con el público, quitándole el lugar al camarógrafo que se encontraba en la esquina izquierda del escenario para hacer tomas del público, comentando lo que veía desde el escenario (niños, personas con tapabocas –por el polvo–, uso del móvil en el concierto) o bebiendo tragos de la cerveza de los de más al frente. Sus temas más famosos “Gentleman of The Year” y “Hello Joe” fueron, obviamente, los puntos más altos de su presentación.
Se decía que Major Lazer era uno de los imprescindibles de la noche y estuvo lleno al completo aunque sin nada que sea destacable en especial, tal vez porque para electrónica están las noches y cuando ellos comenzaron ni siquiera había comenzado a atardecer.
El cierre del main stage estuvo a cargo de Kings of Leon con un concierto muy bonito, y es el mejor calificativo para definirlo en una palabra. Crearon una atmósfera dulce y cercana en el espacio destinado a 90,000 personas; tuvo fuerza pero a la vez intimidad, musicalmente impecables, la voz de Caleb Followill emocionó bastante desde que arrancaron con “Supersoaker” y en todo el recorrido con “Mary”, “Knocked Up” o “Temple”. El final fue frenético cuando para el gusto de todos cerraron el bis con “Sex on Fire”.
Poco después de ese gran final era el principio de Paloma Faith en el escenario cubierto, A38, una presentación desangelada que era imposible escuchar desde la mitad trasera del lugar. El público no paraba de hablar, la londinense intentaba animar al público haciendo gala de su italiano, por momentos parecía que lograba enganchar a los más conversadores pero no logró mantener la atención sobre ella durante más de una canción.
Salimos de ahí poco antes del final para cruzar a ver a Fuerza Bruta. Al ser bastante gente la que se forma para entrar, según se acordó esta tarde, prensa podría acceder por el backstage para garantizarnos el lugar y poder ver otras cosas en lugar de esperar. Lamentablemente hubo falta de comunicación entre la compañía y el personal de seguridad que nos trató bastante mal cuando llegamos a la hora acordada. Nos alejamos de ahí con una sensación muy desagradable por intentar hacer nuestro trabajo por gente que también estaba haciendo el suyo.
Cambiamos el teatro por el circo, que está detrás, en Cirque du Sziget vimos un espectáculo de malabarismo con fuego, música y montaje creado para la ocasión. Todas las representaciones de este espacio son al aire libre y están hechas por grupos circenses de Argentina, Francia, Hungría y República Checa.
El otro factor que generó bajas en mi entorno (el clima) cambió tras Kings of Leon, la brisa se convirtió en viento fuerte y a las 3:00 llegó una tormenta que refrescó bastante el ambiente.
DATO DEL DÍA:
Sin duda uno de los puntos a tener en cuenta al pensar en asistir a un festival son los precios y Sziget es bastante competitivo en ese sentido casi para todo el resto de Europa. Llegar a Budapest es lo que puede resultar caro, dependiendo del lugar de procedencia y el tiempo con el que se planee el viaje. Esa es una de las razones por las que en diciembre, ocho meses antes del festival con poco más de una decena de confirmaciones, ya algunas opciones de camping se han terminado; hay quienes tienen muy claro su destino en agosto y todo lo planean casi un año antes. La mayoría de la gente que viene una vez vuelve por lo menos una segunda. Conozco casos de asistentes no húngaros que han venido a cinco o seis ediciones.
Por la parte de los precios, mi amiga rumana solía comentar lo caro que le parecía todo dentro del festival porque aparte de conocer los precios de Hungría, comparado con lo que cuestan las cosas en Rumanía, pagar 720 forintos (2,15€ o MXN$38 aproximadamente) por una lata de cerveza de medio litro o un café ice latte dista de lo que encuentra en su país. En cambio, para los precios en un festival español, alemán o, incluso, mexicano en Sziget están entre baratos y razonables.
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