SAMUEL VALDÉZ LÓPEZ
Nunca se va a negar el papel que ha tenido Pavement en la escena alternativa. En los noventas, su valemadrista slacker rock era una necesitada respuesta al a veces demasiado clínico tecnicismo del metal y el hard rock. En tiempos más recientes (2006 o algo así), Pavement tuvo un resurgimiento entre críticos y melómanos, con reediciones que sacaron hasta el arca de la alianza.
Sin embargo, el proyecto de Stephen Malkmus & The Jicks, ya en su sexto disco (uno más que con Pavement) es a veces menospreciado por “no ser Pavement.”
Y aunque los acordes coquetos y la voz tranquila de Malkmus son parte del ADN de ambas bandas, hay algo más en cada uno de sus discos. Pig Lib tenía sus momentos jazzeros sabrosos (“Vanessa from Queens”) y Real Emotional Trash tenía un poco psicodelia pop (“Elmo Delmo”).
Después de aventarse un disco muy bueno con Beck (Minor Traffic), Stephen Malkmus & The Jicks vienen con éste, que en una primera untada se antoja ponerle el letrero de “pop” y entregar la reseña. Pero más justo sería ponerle “slacker 70s pop”, porque aunque este disco llega más tranquilo que Minor Traffic, no le quita los momentos donde el descontrol del género slacker llega desde la tercera cuerda con las negras intenciones de alegrarte el día.
Basta la introducción de “Houston Hades” (el primer gran momento del disco) para saber que estamos en territorio Jicks, donde las ardillas también conocen a Geddy Lee y su voz. “Shibboleth” le debe mucho al bajo de Joanna Bolme, quien pone una sólida base para las peripecias de guitarra.
“J Smoov” es un rápido viaje al pop setentero que a muchos nos fascinaba: lento, trabajado, con mucho ambiente e instrumentación. Es otro de los grandes momentos del disco y tal vez de lo más armonioso que nos podamos encontrar aquí.
Esto no quiere decir que la banda se compró una minivan y que lleva a los chamacos a jugar fútbol los viernes por la tarde. “Rumble at the Rainbo” es la pirinola de géneros (regge, pop, punk) que pone la banda para moverte el tapete y “Chartjunk” saca los instrumentos de viento para darle más clase a una canción que podía haber pasado sin pena ni gloria.
La banda nunca negará de dónde salieron. “Scattegories” y “Surreal Teenagers” deben de llenar ese hueco nostálgico que uno pudiese tener. No es un disco perfecto y eso siempre ha sido lo que me ha encariñado con Stephen Malkmus & The Jicks: no hacen discos perfectos, pero tampoco te hacen la barrabasada de entregar basura. Siempre hay suficiente variedad para recordar cada disco como un hermano diferente de una familia numerosa.
Wig Out at Jagbags suena más a lo que hace ahora Of Montreal (recomiendo el Lousy with Sylvianbriar) y The City and Horses: pop moderno con sus tintes setenteros, sin olvidar la cruz de la parroquia, que en este caso es un slacker rock lleno de guitarras disonantes y vocales despreocupadas.
Entre algunos parches nuevos, este saco que usan Stephen Malkmus & The Jicks sigue siendo un saco de pana muy cómodo y bastante agradable a la vista.
–