LIDIA LEIVA • La irlandesa vuelve pisando fuerte y dejando atrás algunos devaneos del pasado.
Si hay algo que caracteriza a O’ Connor no es solo su talento nato para la música, sino también su excentricidad y sus ganas de llamar la atención; desde sus rebeldes hazañas de antaño hasta su reciente intercambio epistolar con Miley Cyrus vía twitter.
Ya en 2012 la irlandesa nos había sorprendido con el disco How About I be Me (and You be You?), tras varios asentamientos por arrebatos repentinos e intentos de abandonar la música. Así que si tenemos en cuenta sus ambigüedades, no es de extrañar que su décimo lanzamiento, que ve la luz este 11 de agosto, haya pillado de imprevisto a más de uno.
El disco se compone de doce tracks disfrutables y desconcertantes a la vez, pero con los que Sinéad intenta cambiar la imagen en la que se le ha encasillado.
La mujer vuelve pisando fuerte. A diferencia de su disco anterior –en el que había notorios deslices de debilidad que se exteriorizaban a través de la lírica nostálgica– en este nuevo trabajo se introducen sonidos más modernos y contrastes que muestran una clara evolución ya no solo en lo musical, sino también desde la perspectiva conceptual, dejando atrás aquellos desgastados tintes.
I am not Bossy, I am the Boss aclama un ritmo bien dominado por O’ Connor. “How about I be Me” o “Take Me to Church” son dos de los cortes que acentúan ese cambio. Con “8 Good Reasons” y “Streetcars” se calma esa acritud en la que a veces se encamina el disco y rememora viejas baladas de sus comienzos.
En muchos temas se acerca al pop “modernizado” que siempre quiso evitar, pero con unos guiños de rock y folk que disimulan ese desliz, especialmente en el tercer y sexto corte: “Kisses like Mine” y “The Voice of my Doctor”; temas que aguardan rasgueos de guitarra más entrenados y en los que se hace participe una voz más madura y desgarradora.
Con la colaboración de Seun Kuti en la canción “James Brown”, se introducen devaneos afrodisiacos que matizan ese pop combinado que el disco presenta. Y no debemos olvidar que Sinead siempre ha transmitido ánimos rockeros en cada uno de sus trabajos, los cuales se acentúan en este disco con sus aires de femme fatal en más de una canción.
Así que este redondo, más arrebatado que muchos de los anteriores, se convierte en una nueva conceptualización de estilo para esta irlandesa que se debatió entre la vehemencia hace algunas décadas.
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