ARTURO URIZA
Un año más de Nrmal, y una buena experiencia de nuevo… Este podría parecer el cierre, más que una forma de comenzar mi reseña, pero cuando un festival te deja tan satisfecho es importante recalcarlo, y hacerle saber a la gente las cosas positivas que un esfuerzo de este tamaño ofrece a su público. Y aunque este año hubo varios actos que a muchos no nos llamaban tanto la atención como en otros años, también es bueno recordar la propuesta y el factor sorpresa.
DÍA 1
Así, el sábado después de visitar los food trucks me dirigí hacia el escenario azul, que en esta ocasión compartía espacio con el escenario negro, y en donde muchos pasaríamos gran parte del festival ambos días. Ya sonaba Dorit Chrysler, una chica austriaca que como particularidad utiliza el theremin como instrumento principal, acompañándose de beats electrónicos que matizan de formas muy singulares su música. Puede llegar a sonar por momentos al space lounge de Esquivel, hasta partes mucho más experimentales bastante interesantes.
En el escenario negro continuaba Circuit des Yeux, otro proyecto comandado por una mujer, llamada Jackie Lynn, quien a pesar de que se ha descrito como alt-country abraza otros géneros más psicodélicos. Y hablando de psicodelia, esa será una de las palabras recurrentes durante toda esta reseña, que podría describir gran parte del festival, comenzando por el 80% de las bandas que se presentaron en el escenario negro; nada negativo, todo lo contrario.
Clubz aparecían ya entrada la noche y desplegaban toda su parafernalia pop; bastante bien, el sonido de la banda estaba al nivel del resto del cartel. Holy Wave serían los siguientes. Una de las bandas más esperadas eran estos músicos, parte de la nueva ola de psicodela, directamente de Austin, Texas. Un set fabuloso, por ahí me dijeron que era música para derretirse.
Luego de que terminaron y en lo que tocaba Porches fui a comprar unos cigarros y ahí me encontré a uno de los chicos de la banda, quien batallaba con su muy mal español para poder comprar una cajetilla.
Menciono esto porque es algo bastante común en Nrmal: ir a comprar un cerveza o a la carpa de merch y encontrarte a los músicos que se presentan, lo cual creo que también ayuda a dar un ambiente de familiaridad y confianza.
Llegaba el momento de Moon Duo, una de las cartas fuertes y encargados de cerrar el escenario negro. Los primeros minutos dejaron claro a qué iba este proyecto –que para sus presentaciones en vivo se convierten en una banda de tres donde se agrega un baterista–, e inmediatamente la gente lo recibió como si se tratara de una ceremonia para entrar en trance. La psicodelia dura y las fuertes bases de krautrock sonaban en grande.
Pero el acto principal de la noche serían The Brian Jonestown Massacre. Su líder, Anton Newcombe, es un animal salvaje y aunque hoy en día ya parece más bien un doble de Neil Young, su genialidad está intacta. Ya no podemos esperar que se peleé en el escenario con su propia banda, pero definitivamente podemos escuchar rock puro y psicodelia de primera. Es interesante además ver la fuerte influencia que tienen de los primeros Rolling Stones, comenzando por supuesto desde toda la remembranza iconográfica a Brian Jones y continuando con lo sonoro. Fue grandioso.
DÍA 2
El domingo, ya con los estragos que dejan en el cuerpo las horas de festival y algunos litros de esa cerveza del ganso, la mente iba a una y sólo una cosa: Psychic TV, aunque faltarían todavía unas horas. Así que primero a comprar una playera, un par de discos y a ver qué más nos sorprende.
Camila Moreno se encargaría de eso, y dejaría muy buenas impresiones en la mayoría de los que la escuchamos, pues sonaba potente y limpia; definitivamente valió la pena.
Después, Lorelle Meets The Obsolete en el escenario negro demostraban porque gente como Henry Rollins se ha declarado fan de su música. Vaya madurez musical; suenan al nivel de cualquier banda nacional o extranjera que se haya presentado en Nrmal, además de que la tarde se prestaba muy bien para su show, en el que se veía todo taciturno y el ambiente se comenzaba a enfriar mientras la banda hacía un complejo despliegue de notas y ruido fabulosos.
Mueran Humanos serían los siguientes en la lista. Otro poderoso dúo que cumplía los deseos de los amantes de los sonidos electrónicos más oscuros; una mezcla que puede abarcar desde el industrial hasta el darkwave y que en vivo me recordaron a Liaisons Dangereuses.
Unos veinte minutos antes para agarrar buen lugar, la siguiente misión era Psychic TV. El espacio aún amable permitía la entrada hasta un espacio bastante digno y a mi lado un señor japonés ya entrado en años esperaba junto a los demás que diera la hora para recibir a Genesis P. Orridge y compañía.
Después de algunos minutos, todos vestidos de blanco aparecerían en el escenario. Los casi chamánicos PTV3 o la más reciente encarnación de este mítico y salvaje proyecto aparecería para tocar los temas de su más reciente material Alienist, el cual ha mutado en un proyecto mucho más convencional en cuanto a sonido, alejándose un poco de lo que muchos hemos escuchado en otros materiales de la banda.
Esto para nada es negativo, al contrario: es interesante ver el momento en el que se encuentra Genesis, quien además se encargó de proclamar que hay que amar y ser felices. El show fue fabuloso. La energía, las canciones y la simple presencia de P. Orridge, todo había valido la pena. Tal vez lo único que podría haber mejorado en el festival habría sido un poco más de tiempo a Psychic TV, pero en general todo bien.
Y para cerrar el escenario azul, los legendarios Tortoise, uno de los reyes del llamado post rock, que en vivo además de ser muy entretenidos hacen todo un despliegue de sus habilidades musicales, intercambiando instrumentos y creando una plática en el escenario basada solo en sonidos, contestaciones percusivas, y espacio entre lo que toca cada quien.
Llama mucho la atención lo mucho que puede acercarse Tortoise a una banda de rock progresivo en vivo.
Black Devil Disco Club sonaba a lo lejos, pero era momento de ir a casa y esperar un año más para otro Nrmal. ¿Qué será lo que nos sorprenda el próximo año? Ni idea, pero definitivamente estaremos ahí.