DANNA CAMPOS
Entrar al mundo de The Prettiots es como volver en el tiempo a cuando “Teenage Dirtbag” de Wheatus sonaba en cada estación gringa. O como regresar a ese momento tan humillante en la vida de muchos: la adolescencia.
Detrás del trío de neoyorquinas que este 2015 se presentó en el festival SXSW de Austin, está la esencia más pura de cómo es realmente ser una chica. Y eso es quizá lo que llama más la atención de ellas: que detrás de esos bonitos rostros que tocan ukelele están muchas historias de amor incompletas, la lista de one night stands y citas fallidas, así como esa primera ruptura amorosa que hasta la fecha recuerdan con lucidez.
Sin mayor pretensión, The Prettiots (llamadas así por la fusión de pretty + idiots) relatan sus anécdotas al mundo de una manera en la que ya pocas bandas de chicas se atreven a hacerlo: de forma satírica y con una producción musical que desafía los límites de la simpleza.
Desaliñadas, con poco maquillaje, y esos tenis rotos que seguramente hasta la fecha se niegan a desechar, Kay Kasparhauser (voz y ukelele), Lulu Prat (bajo) y Rachel Trachtenburg (batería) no invitan a que se les elogie, pero sí a que se les reconozca que son todo, menos plasticidad.
–