@dannacampos
O cómo transformar al nuevo R&B en una obra de arte.
Para Kacy Hill todo comenzó a los 18 años. Sin dinero y con un cuarto rentado al que empezó a llamar hogar, la ahora cantante originaria de Phoenix, Arizona fue en búsqueda de otro futuro a Los Ángeles, California. ¿Lo mejor? Halló algo mucho más grande de lo que ella esperaba.
Es verdad que su aspecto atractivo la ayudó a conseguir un trabajo como modelo en American Apparel, pero nadie imaginó que su voz fuese descubierta por el mismo Kanye West en un trabajo temporal y fortuito, al ser Kacy una bailarina suplente en el tour del disco Yeezus.
Fue después de esta casualidad cuando, en 2014, Kacy comenzó a ser oficialmente la ahijada y protegida de Kanye, al firmar bajo la firma subsidiaria de Def Jam, G.O.O.D., y al pasar de ser una chica linda cualquiera de L.A., a una de las actuales promesas del R&B y el post-dubstep (no, nada qué ver con Skrillex).
Y a todo esto, ¿a qué suena Kacy Hill? Imaginemos que ella es algo así como la versión estadounidense de James Blake (a eso me refiero con post-dubstep), combinada con algunos de los sellos distintivos de Def Jam: R&B y ambiance.
La descripción puede parecer demasiado pedante a primera impresión, pero basta sumergirse en su único EP, Bloo (G.O.O.D., 2015) para darse cuenta del gran potencial de Hill: Una voz con la potencia de Florence Welch (Florence + The Machine), más una producción extraordinaria que nos recuerda a los mejores momentos instrumentales del post-dubstep, género característico por su carácter electrónico y sus loops hipnóticos que retoman al soul.
Con la expectativa de que, por fin, la protegida más valiosa de Kanye West lance su álbum debut, Kacy ha regalado al mundo una pequeña demostración musical exquisita, y no sólo por lo impecable de su producción, sino por lo equiparable de su música a cualquier instalación conceptual-minimalista que juega con la luz de cada vibración tonal y con la canción como un todo.