DANNA CAMPOS
El niño índigo de la música post-género.
Muchas son las historias de aquellos músicos, jóvenes prodigios que nos sorprendieron con creaciones que a veces ni las figuras de culto más grandes de la música han logrado.
El caso de Raury, músico norteamericano de 19 años de edad, es el de uno de esos tesoros recién hallados que todos debemos contemplar por lo bizarro de su estética musical.
Y esto por dos razones: El joven originario de Atlanta es el ejemplo perfecto de la expresión millenial hecha música. Y no, no es porque componga canciones hechas para la radio popular que sean un one hit wonder o porque tenga la esencia de alguna banda indie de los últimos años que pueda encabezar un gran festival. Es simplemente porque su música es post-género; es decir, una gran compilación de los últimos cincuenta años, que va más allá de poderlo clasificar en uno solo estilo.
Esa capacidad de un millenial para ser cualquier cosa en el mundo, ya ha rebasado aspectos como la música. Pues, como en el caso de Raury (quien, además de cantante, es compositor, rapero, guitarrista y productor), demuestra que la música puede ser una expresión multigénero.
A pesar de su corta carrera, la que justamente se dio a conocer públicamente en 2014 con su primer mixtape, Indigo Child, no pasó mucho tiempo para que Raury formara parte de Columbia Records y debutara con el disco All We Need.
Influenciado lo mismo por el jazz de Anita Baker, que por el estilo californiano de Red Hot Chilli Peppers y Tupac, o hasta por Kid Cudi, Raury es justo lo que busca expresar: ser el niño índigo que creció en la era de la diversidad cultural, religiosa y sexual; la época de la fuente inagotable del conocimiento infinito.