SAM VALDÉS
Justo ahora que el Corona Capital anda en boca de todos (nuevamente), me acuerdo que el año pasado estaba viendo a Biffy Clyro en el CC14. El show me encantó, pero de los cuatro pelados en el escenario, uno me causaba ruido. Los otros tres venían tal vikingos, sin camisa, barbudos y con barba, pero el cuarto miembro, con camisa azul, pelo corto canoso y unos movimientos muy conocidos, parecía estar fuera de lugar… A la mitad de “Many of horror” me cayó el veinte: el encamisado era Mike Vennart, de Oceansize.
¿Quiénes son Oceansize? Era una de esas agrupaciones llamadas “bandas de bandas”. Eran de Manchester y tocaban una explosiva mezcla de space rock, progresivo y post metal. Tuvieron un público mediano bastante ferviente, pero sus fans más vocales siempre fueron otras bandas inglesas.
Después de que Oceansize implotó en 2011, Vennart se unió a Biffy Clyro durante sus giras mientras seguía trabajando en tener su propio sonido, un poco alejado de la explosiva actitud de Oceansize pero aún con esos tintes experimentales que le gustaban. El resultado se llama Vennart y es una mezcla de pop psicodélico con space rock. Los momentos hardcore del pasado ya solo son ecos y Vennart encuentra las ondas expansivas en las melodías, la melancolía y una voz que a veces parece perderse entre la música.
Gracias al apoyo de sus seguidores, Vennart logró financiar su disco solista, The Demon Joke, por medio del crowd funding. De este disco, que sale el 22 de junio, ya se desprendió el primer sencillo “Don’t forget the joker”, que es un tributo al comediante inglés Rik Mayall, fallecido en 2014 y que, al igual que Oceansize, fue alguien amado por los que eran sus fanáticos.
Vennart nunca será lo que Oceansize fue y eso es su mayor fuerza: una especie de borrón y cuenta nueva para un artista talentoso que tal vez ahora sea escuchado por una audiencia más grande.
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