MOISÉS GARCÍA M • Los de Leeds lo hacen de nueva cuenta: Cero y van nueve.
FOTO: www.danmedhurst.com / Facebook
Cero y van nueve. Eddie Roberts lo ha logrado de nueva cuenta. Ha pasado el tiempo desde aquellas noches en el Leeds, haciendo girar discos de Charles Earland en “The Cooker” para toda esa in crowd que prefería vibrar el ritmo de algún solo de Maceo Parker o esas trepidantes melodías repletas de Hammond de Lonnie Smith.
Ha pasado el tiempo, diecisiete años ya, y la música de los New Masterounds conserva la frescura, el sabor… el groove. Cero y van nueve en el marcador. La última anotación lleva por nombre Therapy.
Grabado en Scanhope Sound –un pequeño estudio de grabación situado a un costado de Red Rocks, Colorado–, este disco da cuenta del sonido Mastersounds: descargas de funk puro y duro, toneladas de Hammond, estanques de soul, sabor a mod jazz y pinceladas del sonido disco más sofisticado. Es un auténtico viaje rodeado de atmosferas y paisajes sonoros.
Construido como solían edificarse estos monumentos antes de la era digital, esta producción de los Mastersounds presenta una cara principal llena de ritmo con guiños cariñosos a gigantes del funk como los Meters y titanes del Hammond como el Jimmy Smith de los primeros setenta. No obstante la colaboración junto a Kim Dawson aporta ese toque de frescura y se entremezcla perfecto con la sofisticada guitarra de Eddie Roberts. Dawson, coautora de “I Want You To Stay”, uno de los mejores temas del plato; es también la responsable de dar vida a “Soul Sista” un pieza de funk al puro estilo de Lynn Collins. ¡Oh, sí! llévanos, hermana. Háblanos de Dios y cuéntanos que es negro, como el vinilo.
Hablando de colaboraciones, el saxo de Ryan Zoidis en “Slow Down” nunca sonó mejor… ¿hablábamos de Maceo? Creo que por acá lo encontraron, tan solo siente todo ese groove que se escurre por la cara B como hot fudge. Por si fuera poco el trabajo impecable que Joe Tatton hace con su Hammond no desmerece para nada su capacidad con el Rhodes, “Stop This Game” y “Detox” dan cuenta de ello.
Sin embargo, “Treasure” asemeja precisamente aquellas proverbiales ollas de oro al final del arcoíris. Poco más de cinco minutos con los que bien podrías iniciar tu día cargado de buena vibra pero que también hacen las veces de gancho ya que no dejas uno de estos temas al final de los surcos si es que no tienes intención de dejar tan intrigado al escucha.
Un disco completo y decoroso a la vez que excitante. Sofisticado y con la carga suficiente de pop para ser sonado en las radios. Un disco redondo, redondo y negro. Los chicos de Leeds lo han hecho de nueva cuenta demostrando que no es necesario ir en pos de la mentada innovación, basta experiencia, buen juicio y… algo de groove. Cero y van nueve. Vaya marcador.
–