CYNTHIA RODRÍGUEZ
¿Qué escucha el recién reelegido Primer Ministro y quiénes son sus amigos -y no tan amigos- en el mundo de la música?
Esta ha sido una semana turbulenta en el Reino Unido. El jueves pasado se organizaron las elecciones generales en las que, como cada cinco años, los ciudadanos seleccionaron a los representantes de su región y, por mayoría política en cada distrito electoral, al Primer Ministro.
El sistema de elecciones británico está lleno de defectos, con más distritos electorales en pequeñas regiones al sudeste de la isla – atiborrada de banqueros aficionados a cazar zorros y montar a caballo– y menos distritos en extensas zonas al norte de Inglaterra –con antiguos mineros y comunidades de clase obrera. Por ende, hay más asientos y peso a favor de los Conservadores que poder para los Laboristas, aunque los votos por persona digan todo lo contrario.
Después de cinco años bajo una alianza Conservadora y Liberal Demócrata como de episodio de Casita del Horror de Los Simpsons, el Conservador David Cameron ganó la residencia completa y el poder absoluto fuera de las manos de su ex-compañero Nick Clegg. La opción Laborista, Ed Miliband, intentó ganar el aprecio de los millonarios caza-zorros pero perdió a los mineros y a los obreros que antes lo apoyaban.
“¿Pero qué tiene de malo David Cameron?”, dirán. “Al menos tiene buenos gustos musicales”.
Para el legendario Desert Island Records de la BBC, Cameron seleccionó hace tiempo algunas de sus canciones favoritas. Dijo que “Eton Rifles” de The Jam significaba mucho para él como ex-alumno de una de las escuelas elitistas de Eton. Al parecer, no entendió la ironía con la que Paul Weller la había escrito, inspirado en un reporte televisivo en el que los chicos mimados de estas preparatorias golpeaban y se burlaban de desempleados que protestaban por su derecho a laborar. No nos ha de sorprender que con esta actitud afrontó a los estudiantes que demostraban su desacuerdo ante el aumento de la colegiatura, con policías aventándoles caballos encima y empujando a discapacitados de sus sillas de ruedas.
En el mismo programa, Cameron expresó su admiración por Bob Dylan y su aprecio por los Smiths, Pink Floyd y Radiohead. En especial por “This Charming Man”, quizás usándola como himno personal para un “hombre encantador”. Al poco tiempo, los mismos Johnny Marr y Morrissey prohibieron al mandatario que los volviera a escuchar, pues su música no fue escrita pensando en alguien con esas políticas ni ese comportamiento público.
David Cameron, stop saying that you like The Smiths, no you don’t. I forbid you to like it.
— Johnny Marr (@Johnny_Marr) December 2, 2010
En cuanto a Radiohead, Thom Yorke lo tiene muy amenazado, jurando que si Cameron usaba algún tema suyo para campaña política, lo demandaría. “Fake Plastic Trees” es parte de su banda sonora para una isla desierta, ¿pero habrá escuchado Hail To The Thief? ¿Qué tal “Electioneering” del OK Computer? ¿Habrá sido otro himno electoral (otra vez, sin entender la ironía) para cantar a grito pelón mientras conducía su Land Rover portando guantes de cuero?
¿Pero hay alguien a quien sí le caiga bien David Cameron? Semiprivatizar el servicio postal, poner el sistema de salud en riesgo, mutilar los beneficios de madres solteras y personas con discapacidad, esparcir hostilidad contra los inmigrantes y hacer cada vez más imposible la educación superior no es tan malo, ¿o sí? Así piensan Mumford & Sons, infinitamente agradecidos por el aprecio que han recibido de la casa número 10 en Downing Street. Los Mumfords, con ex-alumnos de Eton entre sus filas, son disfrutados tanto por David Cameron como por su esposa Samantha. Su pasado elegante y su estilo poco amenazador fueron suficientes no solo para encabezar festivales como Glastonbury, sino para tocar en La Casa Blanca frente al presidente estadounidense Barack Obama bajo recomendación directa gubernamental.
Para los que son más POP que LIFE: Gary Barlow de Take That es Conservador de hueso colorado. Apoyó a Cameron desde su primera campaña en el 2010 con un concurso escolar a pequeña escala al estilo de The X-Factor. Un par de años después, Cameron le perdonó a Barlow no haber pagado sus impuestos; una deuda de casi 26 millones de libras esterlinas. Para eso están los amigos. ¿Y qué hay de los indecisos y diplomáticos? En una entrevista con The Telegraph, el Primer Ministro comentó que estaba viendo la serie danesa The Killing, que jugaba Angry Birds y que le gustaban Band of Horses y Lana del Rey. Quizás desconozcan la situación política, siendo norteamericanos, pero ni el conjunto de Seattle ni la princesa neoyorquina han dicho algo al respecto.
¿Pero qué tal su esposa? Samantha Cameron tiene gustos un poco más interesantes. Cuando su marido apenas era líder del partido, ella admiraba públicamente a Gwen Stefani y deseaba tener suficiente dinero para aclararse el cabello como ella (¿qué la detiene ahora que lo tiene?). También reveló a Glamour que David escuchaba a Eminem pero que no quería hacerlo público; y, quizás revelando más de lo que quisiéramos saber, pues le dijo a Azealia Banks que le encantaba “212”.
Quizás la moraleja es no confiar en nadie solo por sus gustos musicales, en especial si son incongruentes con su estilo de vida o si no captan ironías ni insultos. El Primer Ministro ideal puede estar clínicamente sordo, pero si escucha a sus jefes (los ciudadanos) y formula sus proyectos teniendo sus necesidades y bienestar en mente, no hay problema. Así le guste el “Gangnam Style”… Y que le haga tantito caso a su pareja.
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