ESTEBAN CISNEROS
En los primeros paneles de Phonogram: The Singles Club (2010), el cómic de Kieron Gillen y Jamie McKelvie, las Pipettes son protagonistas de una historia algo mística y algo pop. Como debe ser. Y no es que aparezca el girl group con todo y vestido de polka-dots, sino sólo una referencia a un disco y una canción: “Pull Shapes”, capaz de poner a rodar una narrativa que explora la cultura pop (y su posible muerte), los impulsos humanos y la decadencia estilizada del siglo XX.
Porque justo de eso se trataban las Pipettes, ¿no? Eran la última gran revisión a la era brillante de la radio AM y la televisión en blanco y negro, el monoteísmo-Phil-Spector. Un intento de revivir la última etapa inocente. Y ahí estaba Rose Elinor Dougall en medio de todo: una estrella bubblegum disfrazada pero enamorada del asunto, una especie de marioneta voluntaria que, con cabeza y corazón, un día decidió quemar la casa en que nació y hacerse una propia, aunque fuese de brea y palo.
La emancipación fue buena. En 2010 lanzo Without Why, su primer álbum bajo su nombre. Colaboró y giró con Mark Ronson durante varios años. Y ahora llega Stellular (Vermilion Records, 2016), su segundo disco largo, que levanta desde ya mucho polvo y da de qué hablar. Porque Rose Elinor Dougall está hecha para la música y viceversa.
Escuchar discos así da gusto, atusado de ideas brillantes, ganchos (directo al neocórtex: vas a estar cantando estos temas una y otra vez) y una muy bonita combinación de introspección/explosión; Rose Elinor Dougall domina el oficio por completo.
Producido por Oli Bayston, Stellular pone la vara alta –como debe ser– para el pop sofisticado de 2017, año que se adivina de rupturas y albores, año en que la vida y las luchas diarias van a necesitar un soundtrack que no solo sea ruido de fondo, sino inspiración y ancla.
La casa que Rose Elinor Dougall construyó ya tiene forma y se ve de lejos; con sus varios pisos en los que se perderá el escucha casual y el más clavado, el que se sumerge en los acordes y el que lo hace en las letras. Es un lugar no-físico en donde se puede poner a rodar una narrativa que explora la cultura pop (y su posible muerte), los impulsos humanos y la decadencia estilizada del siglo XX.
Stellular sale a la venta el 27 de enero y ya puede preordenarse aquí.
C/S.