ESTEBAN CISNEROS
I
Un listado de cosas gallardas y cojonudas: las películas de espías (refritos del primer oh-oh-seven, el Jamesh Bownd de Sean Connery); The Prisoner, con Patrick McGoohan; los discos de Booker T & The MG’s en Stax, el mod revival, Beat Girl y Blow Up y Smashing Time y The Italian Job y todas esas emblemáticas cintas de culto de los Swinging Sixties, los Small Faces y el Spencer Davis Group, Brian Auger y Julie Driscoll y el Alan Bown Set. Los grupos de garaje, los discos de Prestige y de Blue Tone, Randall & Hopkirk, las películas de Mario Bava, los trajes estrechos con botas Chelsea, los gin-and-tonics y los martinis; Georgie Fame, los spaghetti western, There’s A Ghost in My House, de R. Dean Taylor, el primer Dr. Who y esos Daleks que invaden la Tierra en el año 2150. Barbarella y toda esa ciencia ficción algo-cutre-pero-increíble, “Misirlou” (sobre todo, claro, aquella versión de Dick Dale), el bossa nova, los discos de easy listening con portadas exóticas y sonidos a los que ese adjetivo les queda guango, Vespas y Lambrettas, Saul Bass y sus afiches y esas secuencias de créditos para películas increíbles, Richard “Groove” Holmes…
II
La zona de Medway, en Inglaterra (que comprende cinco pueblos en el norte de Kent), tiene su tradición de grupos importantes. The Prisoners, por ejemplo, esas lumbreras del mod revival a las que el tiempo sólo les añade leyenda. The James Taylor Quartet, cuyo sonido de Hammond lo mismo era retro que innovador: dio dirección al acid jazz a finales de los 80. The Milkshakes, The Daggermen, Thee Mighty Caesars, The Buff Medways, The Masonics, todos grupos ruidosos, garajeros, afilados. Toda una escena fértil y prolífica con sus encuentros y desencuentros, sus historias y sus mitos.
Exintegrantes de todos estos grupos se han unido hace poco para formar The Senior Service, que desde el nombre denota experiencia y gallardía. Es una banda que resulta una anomalía hoy, pero que nos devuelve a una época en la que los temas instrumentales llegaban a las listas de popularidad y arrasaban, sin necesidad de estribillos ni retruécanos.
“Green Onions”, los soundtracks de John Barry y de Ennio Morricone, el surf… es ya una tradición en la que los sonidos son tan evocativos que sobran las palabras. Justo a esto suena The Senior Service: un grupo cuyo elemento central es el órgano Hammond, epítome del cool.
III
Johnny Barker, ex The Daggermen, es el hombre del Hammond en The Senior Service. Graham Day, de The Prisoners y Thee Mighty Caesars, va a la guitarra. Darryl Hartley, de Phaze y Sergeants Mess, toca el bajo. Wolf Howard, baterista original del James Taylor Quartet, completa el grupo poniendo ritmo y precisión.
Hablamos de, usando el término que gustaba tanto en los sesenta y setenta, un súper grupo, un combo de notables en el que, sin embargo, cuenta más la suma de los factores.
Su primer sencillo salió en enero de 2016, “Depth Charge”. Fue un trancazo. Le siguió la grabación de un LP completo que salió en el sello Damaged Goods: The Girl in the Glass Case, que se lanzó en verano, pero es banda sonora obligada de este año y seguirá sonando porque estos temas no pasan de moda; sirven, además, como música ambiental pero también como elemento central: el drive punk de sus integrantes se nota en cada tema, que resulta tan suave como James Coburn en In Like Flint y tan directo y agresivo como Billy Childish.
Todo en el disco es evocativo: los títulos de los temas marcan la intención de The Senior Service de ponerle banda sonora a películas imaginarias; cada sonido está en su lugar, cada canción tiene su personalidad a pesar de basarse todas en riffs de Hammond; la portada (y el nombre del álbum) hace una referencia directa a Cuatro veces esa noche de Mario Bava y a The Touchables, de Robert Freeman.
Era lógico que los primeros seguidores del grupo fuesen mods aferrados y obsesos de los sixties, pero The Senior Service ha ido rompiendo barreras y llegado a oídos incautos que se han visto sorprendidos por un sonido clásico pero fresco. Sus sesiones en vivo, además, demuestran lo grandes músicos que son todos. Nada mal para un grupo de veteranos que se juntó a tocar versiones de bandas sonoras de los 60 como ejercicio y que ahora están dispuestos a seguir nutriendo una música (y una cultura) que se niega a irse del todo.
IV
Un listado de cosas gallardas y cojonudas: las películas de espías (refritos del primer oh-oh-seven, el Jamesh Bownd de Sean Connery), The Prisoner, con Patrick McGoohan, los discos de Booker T & The MG’s en Stax, el mod revival, Beat Girl y Blow Up y Smashing Time y The Italian Job y todas esas emblemáticas cintas de culto…
Tres palabras que resumen sónicamente todo el listado en el siglo XXI: The Senior Service.
Sus discos pueden adquirirse en el sitio de Damaged Goods.
C/S.