ESTEBAN CISNEROS
FOTO: XIME CAMPUZANO
Espejo Convexo es un nombre evocativo, muy literario. Y, sin sorpresa pero con asombro, su música es la mar de consistente, profunda y prodigiosa.
El dueto de la Ciudad de México se ha consolidado en dos años y medio con su sonido denso y oscuro, con un bajo terrorífico, sintetizadores en primer plano y atmósferas de película expresionista alemana de los años 20: darkwave para días lóbregos con ecos de The Cure y del post-punk, pero también con la luminosidad de Vashti Bunyan o Nina Simone. Azul Carazo y Daniel Arp tienen claro que cuando talento y trabajo se unen, algo bueno surge sí o sí.
Nos relata Azul: “Espejo Convexo surge a partir de la curiosidad de ambos por juntar nuestras intenciones creativas y puntos en común musicales. El nombre lo sacamos de una frase de un poema de Sylvia Plath que dice autorretratos en un espejo convexo”.
No podía ser de otra manera para Espejo Convexo, un proyecto en el que convergen obsesiones y maneras de ver la vida: “El cine y la música han sido constantes en mi vida pero como músico llevo poco tiempo atreviéndome a componer. Es una especie de conclusión para juntar mis necesidades creativas y de conocer gente con la que más me identifico en formas de ver la vida y lo espiritual”. La creación desde el pasmo y la excitación: “Para mí escuchar las guitarras en los amplificadores, algo muy simple, me emociona mucho. Cantar es vital para mí ahora. Es liberador”.
Crecer con música fue determinante para elegir una manera de vivir: creando. Así lo ve Daniel: “Mis primeros recuerdos son musicales, desde hacer air-guitar con una raqueta escuchando a los Beatles y buscar entre los discos de mis papás, escuchar los discos que llamaban mi atención y hacerme de mis favoritos”.
En este sentido, el dúo valora las ventajas de ser una banda independiente. “Puedes hacer lo que quieras, aceptar y rechazar lo que quieras. Depende de ti a donde llegues y a dónde quieres ir”, dice Azul. “Lo mejor es que no hay expectativas externas a lo que trabajas cuando estás componiendo y que no tienes obligaciones legales ni económicas para hacer cosas que no quieras hacer”, complementa Daniel.
Contra y pro, sin embargo. El lado oscuro de la independencia también pesa en ocasiones. “Algunos organizadores de shows son informales; a veces te tratan como si te estuvieran haciendo el favor de que toques en su espacio. Es desgastante cuando la otra parte que supuestamente tiene el interés no lo tiene en realidad; el problema es que los organizadores no se dan cuenta de que no solo se vuelve una mala experiencia para nosotros como músicos, sino para el espectador también”.
Componer es natural para ambos, un trabajo de constancia y terquedad; el viejo inspiration is perspiration: “Los dos estamos escribiendo por nuestra cuenta todo el tiempo; alguno de los dos llega con una idea y a partir de eso desarrollamos guitarras, baterías, bajos. De ahí se vuelve depurar lo que nos gusta y lo que no”, nos cuenta Azul sobre los procesos de escritura.
Ruina Circular, su primer material bajo su nombre actual (antes lanzaron canciones como Convex Mirror) fue lanzado en digital –y en una limitada edición en cinta– en el verano de 2017. De inmediato las reacciones fueron positivas: seis tracks que son al mismo tiempo penumbra y fulgor, con una gran deuda a los dark eighties y una producción prolija. Fueron incluidos en una recopilación de Burger Records y, desde entonces, han sonado como una de las grandes promesas del underground mexicano.
“Grabamos Ruina Circular en el estudio de Daniel en varias secciones”, explica Azul. “Primero las guitarras; luego se hicieron baterías y bajos y las grabaciones de las voces salieron de una sesión nocturna en la que todo fluyó. Normalmente grabamos todo tres veces para tener opciones”.
“Dejar de ver el underground como un pasatiempo”
Espejo Convexo no se considera a sí mismo un proyecto de estudio y apuesta a tocar en vivo por sobre todas las cosas. “El shock después de haber estado parado en el escenario proyectando algo que en realidad es íntimo no sé si se pueda describir”, dice Azul, y le creemos. “Los shows son emotivos, apasionados, llenos de momentos brillantes y errores. Lo disfruto igual que los procesos de composición y producción”, completa Daniel. Partes de un todo: el grupo de rock autosuficiente que compone, graba, toca en vivo y se gestiona llegó para quedarse.
Pero el hábitat de estos grupos es el underground, el margen. Y no es empresa sencilla sobrevivir: “Normalmente es esfuerzo del interés de la misma banda. La ayuda normalmente viene de otros grupos afines y de las redes que se van formando entre nosotros; en general el esfuerzo económico viene de nosotros y de nuestra ambición de conocer el mundo a través de nuestra música”. Daniel: “Habría que dejar de ver el underground como un pasatiempo, dejar el romanticismo de lado y tomar otra actitud cuando se habla de producción de eventos, publicación de material y presentaciones en vivo”.
¿Y el futuro? Muy nítido, casi luminoso: “Vamos a sacar un LP de Ruina Circular con material extra y un 7” con nuevo material con Cranes Records el próximo año”, adelanta Azul. “Y seguir haciendo cada vez mejor música para que nos permita acumular experiencias haciendo lo que sabemos”, concluye Daniel.
También puedes escucharlos en Bandcamp.
C/S.