SERGIO BENITEZ
Un grito de guerra femenino.
Cuando hace un par de años Violeta Vil debutara con Lápidas y Cocoteros, ya se podía comprobar que el cuarteto español en realidad era amante de lo musicalmente gótico, por mucho que incluyeran pinceladas tropicales en sus canciones y citen entre sus influencias a Suicide, Broadcast, Yma Sumac, Young Marble Giants o Slowdive.
Sus presentaciones en vivo son una irresistible máquina de baile e hipnotismo lisérgico generadora de atmósferas primitivas. Mónica Di Francesco (teclados y voz) y Yahara Espinoza (guitarra) formaron Violeta Vil en 2011. Poco después se les unirían Gabriela Di Francesco (bajo) y Gabi Ameztoy (ritmos).
Chile, Venezuela, La Rioja y Canarias se juntan en este proyecto de pop caleidoscópico, letras irreverentes, ambientes oscuros y psicodelia. “Al principio nos inventamos el término “góticotropical” para definir nuestra música, un poco como broma… pero creo que esto ha terminado siendo realmente válido para resumir la esencia del grupo”, menciona Mónica.
En 2011 atrajeron la atención de Discoteca Océano, sello discográfico con el que firmaron antes de lanzar su álbum debut Lápidas y Cocoteros en 2012. Ocho canciones en menos de media hora, producidas por uno de los músicos de moda en la escena independiente española, Sergio Pérez (Pegasvs, Thelemáticos).
En este material, Violeta Vil mostró aún más versatilidad de la que aparecía en sus primeras canciones. Un disco plagado de toques orientales, psicodelia sesentera y nostalgia ochentera; aunque sin perder nunca su propio sello. Uno que, sin duda, tiene mucho que ver con ese espíritu irreverente de sus letras.
Luego de realizar giras por diferentes ciudades España y de ser objeto de elogios por parte de la crítica musical, la banda realizó ajustes a la alineación (sale Gabriela, entra Miguel Aguas) y en 2014 lanzan su segundo LP Mujeres Ulaga –lanzado exclusivamente en vinilo y con portada de la misma Mónica Di Francesco–, un álbum en el que su discurso musical se radicalizó de tal forma que los sintetizadores son prácticamente inexistentes (con excepción de “No Perdón” y “Dogmas”) y lo que ahora presentan son piezas más experimentales.
“Mantenemos la combinación de ritmos primitivos y cajas de ritmos de principio de los ochenta, pero ahondamos más en el rock gótico, algo que se podía oler a lo lejos en el primer disco”, asegura Mónica. “Algunas canciones eran bocetos cerrados y otras solo apuntes que terminamos improvisando en el estudio”, finaliza la cantante.
Cualquier resquicio pop se extirpó prácticamente de raíz. Pareciera que ahora Violeta Vil quiere enaltecer la bandera del post-punk de los setentas. El disco fue grabado en Pamplona, bajo la producción de Iñigo Pérez Artieda, y a través de la disquera Gramaciones Grabofónicas.
Apenas iniciaba 2015 y Violeta Vil ya anunciaba “Vagina Dentada”, canción grabada en enero y que formará parte del álbum recopilatorio Presión Sonora, editado por Capitán Demo y Radio 3, mismo que se editará en formato físico en breve.
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