MARÍA MERIOMA • Un conjunto que levanta críticas, pero nunca indiferencia.
La revisión irónica de la canción romántica de Cataluña, para ser más exactos de Barcelona, es la cuna de la agrupación Manos de Topo. En 2003 comenzaron a llorar por desamores sus dos primeros integrantes, Miguel Ángel Blanca y Alejandro Marzoa, aunque poco después se les unieron Rafa de los Arcos y Pau Julià.
Reírse de sí mismos es parte primordial de la filosofía de Manos de Topo; conjunto que recurre al humor para ver la vida con el cinismo necesario para no tomársela demasiado en serio. Sobre esto versan los cuatro largos que tienen en su haber, y cuyos títulos dan una idea de lo desgarrador que hay en cada uno de sus temas (tómese la palabra desgarrador como deseé, que esta banda da para interpretaciones).
La indiferencia no es algo que suela despertar esta agrupación. Desde Ortopedias Bonitas, su primer LP, recibió muchas críticas, muy buenas y muy malas; de hecho es posible encontrar opiniones opuestas sobre el debut del grupo. Pero el común denominador es que se trata de “algo distinto” tanto para afirmar que es lo que ofrece Manos de Topo como para negarlo rotundamente y comenzar con las comparaciones.
Con su trabajo Escapar con el Anticiclón (y Volver con la Boca Roja), visitaron el Vive Latino de 2012 después de una primera visita a México en 2011.
En noviembre de 2014 lanzaron el álbum con el que se encuentran de gira ahora, Caminitos del Deseo; que fue autoeditado por su propio sello, Collar de Macarrones.
Por cierto, en el primer videoclip promocional de este álbum –aún en vías de producción y realizado gracias a la financiación colectiva y la participación de algunas fans– hay, como en todo lo que hacen, una crítica en forma de alabanza a la ¿evolución? y expansión de ritmos con los que las mujeres mueven el culo.
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