ESTEBAN CISNEROS
Autos Detroit es un fabuloso grupo pop de Barcelona. Lo forman Pedro Pasamontes (guitarra y voz), César Hernández (batería), Jordi Delgado (bajo) y Lluís Molina (guitarra y voz). Con dos discos y amplia experiencia en los escenarios, la banda es imprescindible.
Pedro y Lluís se conocieron online en un foro de guitarristas. Así es el siglo XXI. Mientras el primero componía y tocaba en su habitación, el otro hacía versiones de power pop con un grupo. Cuando Pedro le mostró su material, no pudieron dar otro paso que juntarse y formar un grupo. Lluís unió a César, el baterista de su banda. Era marzo de 2009. Era el nacimiento de Autos Detroit.
Lluís nos respondió, a pesar de estar de viaje de trabajo, algunas preguntas sobre un grupo fascinante desde el nombre, uno de sonido clásico y afilado. Autos Detroit es finísimo pop de guitarras, esa música elemental y –por tanto– esencial que pasa de generación en generación casi intacta.
¿De qué va Autos Detroit?
Por edad y responsabilidades familiares, no buscamos vivir de la música. Eso ha sido así desde el principio, aunque es verdad que cuando empezamos nuestras intenciones eran bien sencillas: tener un pasatiempo activo para desconectar del trabajo, montar un repertorio digno de canciones bien interpretadas, conciertos de friends and family, y poco más.
Con todo, Pedro y Lluís son como chavales inquietos: no dejan de escuchar y, por tanto, de crear canciones. Hoy, tener un grupo de guitarras es cuestión de puro amor a la música. Y ese difícilmente se pierde, a pesar de los años y los reveses.
¿Cómo ha sido el camino a la consolidación de Autos Detroit?
Pedro es un compositor incontinente. Podemos tener más de 60 canciones de repertorio. Si no grabas, esas canciones se pierden. Además, teníamos ese convencimiento íntimo de que, aunque no teníamos ningún tipo de pretensión de comernos el mundo con nuestra música, nuestro producto era muy digno. En un momento en que la dinámica de la banda estaba un poco de bajón, pues nos habíamos pasado más de un año buscando bajista después de que se fuera el primero, decidimos que era un buen momento para hacer un salto cualitativo y entrar a grabar.
Hacía más de 20 años que no entrábamos a un estudio. Nos planteamos hacer un EP con 4 o 5 temas, pero el productor Santi García (de Estudios Ultramarinos Costa Brava), cuando oyó lo que teníamos preparado, dijo que valía la pena grabarlos en directo y, en el mismo tiempo que teníamos contratado para hacer un EP, hacer un LP con 10 temas, porque estaban muy bien.
Y así se grabó Startup Completed (2014); once canciones que se grabaron y mezclaron en apenas cinco días, como en los tiempos dorados de la música guitarrera. Un discazo, si me lo permiten. El LP comenzó a hacer ruido en medios locales, emisoras especializadas y el público se enganchó. Barcelona comenzó a quedarles pequeña. El disco les permitió tocar en Inglaterra en el International Pop Overthrow, tal vez el festival de power pop más mítico en el mundo…
Tienen ya un segundo LP, Second Best. Otra maravilla. ¿Cómo fue el proceso de grabación?
Este se grabó por pistas, y creemos que fue una buena elección. Las canciones son más elaboradas, tienen más matices y partes diferenciadas, con lo que haber podido trabajarlas con más detenimiento y precisión creemos que ha sido más adecuado. No es un disco con más pistas de audio que el anterior, pero sí que hemos podido trabajar con más sonidos, haciéndolo sonar más sofisticado. Eso sí, siempre con la contundencia que tiene el grabar en Estudios Ultramarinos: suena potente como todo lo que sale de allí.
Permítanme ponerlo así: Second Best (2016) se convertirá en un favorito para los años. Es un disco confeccionado con amor a la canción pop; se nota talento bruto y un trabajo esmerado, un acoplamiento perfecto. El referente inmediato es Teenage Fanclub, tal vez Big Star, y sí: lo que hacen es estridente pero enganchado en el canon clásico de la canción con estribillos, las melodías que se incrustan en el neocórtex para ya no salir y los ritmos que hacen mover los pies sin poderlo evitar. Poderoso power pop con ecos de beat, psicodelia y garaje.
Autos Detroit. Ese nombre. ¿De dónde surge?
Auto Detroit era un taller de reparación de coches que estaba en el camino de Pedro cuando iba de casa al trabajo en los 80. Suena bien. Hay sudor, grasa y velocidad en el nombre.
Sudor, grasa y velocidad. No puede describirse mejor el sonido de un grupo que sabe de música y se ve en cada nota. Que en vivo la rompe. Esa portada también habla claro y fuerte: unos Ferrari retro que rugen en una pista. Ojalá esto dure muchos años.
¿Qué sigue para Autos Detroit?
Seguimos componiendo. Este 2017 estamos tocando menos, porque la gestación de este disco nos ha vaciado bastante, pero tenemos ya varias cosas preparadas para después del verano. Estamos buscando una discográfica para ver si nos pueden ayudar a editar los discos en vinilo, y así tener más visibilidad, y estamos en proceso interno de decisión para ver si cogemos un manager. Hasta ahora nos lo hemos guisado todo nosotros, y a veces no es tan efectivo que estar en el elenco de una agencia.
La escena power pop española es bastante buena. En sí, en las giras europeas de grupos de los Estados Unidos siempre hay varias fechas en nuestro país. Incluso hay artistas del otro lado del charco que tienen una banda ya montada aquí, como Kurt Baker o Paul Collins. Aquí, el reto que tenemos nosotros es que somos muy outsiders, no estamos metidos en el “rollo musical” tan a fondo. Vamos a conciertos, pero no a muchos, y por lo tanto no tenemos tantos contactos. Nos cuesta llegar a los garitos principales. Pero seguramente es sólo cuestión de tiempo y dedicación.
¿Cómo se ve México desde allá?
No me gustaría que esto sonara desagradable o pretencioso, pero México sólo se ve a nivel de las grandes estrellas del mainstream: Maná, Paulina Rubio, Luis Miguel. Es un territorio exótico y lejano. De lo que sería la escena underground, poco se sabe de forma genérica. Conozco algunos grupos de garaje de allí como Las Vinylators o Los Explosivos, pero es más por curiosidad musical que otra cosa. En los 90 sí que sonaban algunos grupos como Control Machete, pero ahora no giran bandas mexicanas por aquí, aparte de los llenaestadios.
Los grupos independientes no paran de hacer cosas, de poner dinero de sus bolsillos, de sacrificar para no dejar de hacer música. Es una empresa de locos, pero de los locos surge lo que vale la pena. Esto ya es argumento para escuchar, pero cuando además la locura y el entusiasmo están respaldados por la calidad que Autos Detroit demuestra, la cosa seguro crece. Que así sea.
C/S.