JOSÉ A. RUEDA
FOTO: DAVID PAREJA / FACEBOOK
Un enorme tubo de plástico, una lata de aceite abollada y una vieja chapa de aluminio son percutidas encarecidamente como única solución rítmica. Acompaña un arpa fabricada con alambres y el ruido del motor de una aspiradora accionado al compás de todo ese tinglado sonoro.
Esta traslación escénica del concepto “música industrial” surgió en 2010 en Sevilla, con la misma cuadrilla de Pony Bravo al frente. El éxito de éstos silenció a Fiera durante seis años, dejando en el aire la continuación de Déjese Llevar (El Rancho, 2010), una esperpéntica asunción andaluza del ideario experimental.
Con el Pony calmado y sus componentes entregados a otros menesteres musicales, Darío del Moral y Pablo Peña (la mitad de la formación) liberan a la Fiera en Aljarafe (Humo, 2016).
Nueve canciones que rinden pleitesía al siglo XXI, reduciendo a computadoras lo que antes era un aparatoso montaje sónico. La música electrónica brota con fuerza, pero no domina los nuevos temas de Fiera. Lo que ocurre ahora es que Einstürzende Neubauten no inspiran tanto como Cabaret Voltaire, The Residents o Suicide.
La vanguardia de finales de los setenta y principios de los ochenta merodea los cerebros inquietos de Pablo y Darío en algún lugar de la Sevilla más turbia. Cada momento del disco empuja al oyente al extrarradio: drogas, fiestas, desenfreno, provocación… Como en una rave ilegal en algún polígono industrial del Aljarafe (la comarca periférica de Sevilla que da, no sin razón, título al álbum).
A pesar de la autoedición de la que siempre han hecho gala Pony Bravo, el regreso de Fiera no viene editado por El Rancho (su pequeña casa discográfica), sino que ha viajado de sur a norte para aliarse con Humo, una disquera obcecada en el ruidismo industrial.
El dúo Fasenuova inauguró Humo con el soberbio Aullidos Metálicos y no parece casualidad que ahora Fiera compartan catálogo con estos dos asturianos amantes del punk digital. Canciones como “Valeriana” y “Cóncavo Converso” podrían haberlas firmado Fasenuova.
Para más paralelismos, Fiera se hermanan en Aljarafe con una experta en música digital. Del mismo modo que el conocido DJ Óscar Mulero supervisó el entramado electrónico de Fasenuova, Susana Hernández, alias DJ Ylia (una vieja conocida de las raves andaluzas), derrocha su sabiduría techno en esta suerte de post-punk futurista a la sevillana.
El minimalismo anti-melódico del primer álbum de Fiera se mantiene en “César Millán”, mientras que el olor a Pony Bravo se desprende en “Tan agustito”. Pero lo mejor está al final, con ese delirio de rock posmoderno titulado “Chapa y pintura”. Un colofón que nos deja indispuestos por unos segundos, para enseguida recuperar las ganas de Fiera.