JOSE A. RUEDA
Hay dos sintagmas caracterizadores de la corta pero prometedora carrera de Viva Suecia. Uno, el de “grupo murciano”, pues el cuarteto es oriundo de los siempre fértiles campos de Murcia, que en materia indie llevan desde los noventa aportando nombres destacados a la escena española.
De Iluminados y The Yellow Melodies a Perro y Murciano Total, pasando por Klaus & Kinski y los súperventas Second, la Región de Murcia se ha afianzado en los últimos años como foco musical de alto interés.
El otro epíteto que acompaña a Viva Suecia es el de “grupo de noise-rock”, pues son las guitarras enchufadas a mil pedales las protagonistas del sonido atmosférico de la banda. Un subgénero archiconocido en el mundo alternativo español al haber sido el denominador común de la generación indie, como se puede comprobar en los primeros álbumes de Automatics y Mercromina, en los últimos de Odio París y Triángulo de Amor Bizarro, y en todos los que han hilado el paso de los años los patriarcas de este estilo: Los Planetas.
La combinación de ambos aspectos (“grupo murciano de noise-rock”) añade una varilla más al amplio abanico estilístico que ofrece la escena de Murcia, en donde a Viva Suecia sólo se les saca parecido con dos bandas ruidosas de inclinación anglófila: Schwarz y Neuman. Estos últimos, con más razón, pues Paco Román es el responsable de la producción de los dos discos del grupo.
Viniendo de una una tierra tan competitiva como Murcia y sumándose a la larga nómina de adeptos al rock espacial de regusto shoegaze, no es difícil deducir que Viva Suecia ha superado una criba importante entre tanto newcomer y que, por tanto, no están aquí por casualidad. ¿El secreto? A lo mejor es el acercamiento de posturas a priori irreconciliables, como el ideario sónico planetario y la poesía épica más vetusta.
Viva Suecia controlan el armazón post-rockero con una lírica en lengua vernácula de temática universal (más amor, más vida, más dudas, más miedos) que no solo alcanza picos de épica contemporánea sino que además rehuye de la doctrina ruidista para hacer inteligible la voz y lograr un equilibrio musical entre el rock ambiental de Mercromina y el pop místico de Love of Lesbian. Y así, ya de paso, hacer amigos entre los seguidores de una y otra generación.
Su primer LP, La Fuerza Mayor, ha sido editado por la mítica casa madrileña Subterfuge, que quizá sigue siendo el sello independiente más rentable de la escena alternativa española. Por lo cual, la promoción de Carlos Galán y los suyos ha sido (y va a ser) fundamental en la trayectoria de los murcianos.
Antes, Viva Suecia se habían estrenado con un EP homónimo que editó Clifford Records, de la vecina ciudad de Almería. Entonces creímos que la periferia peninsular podría subsistir al margen del centralismo del Estado. Pero, para bien y para mal, el salto a Madrid se ha tornado necesario para la conquista del indie ibérico. Y puede que el de más allá.