NICOLÁS GONZALEZ • Una experiencia única, excitante, intimidante y bizarra.
Bandas de rock and roll hay muchas. Pero bandas buenas y atractivas, muy pocas. ¿El motivo? El rock and roll es un género prácticamente muerto musicalmente. No hay espacio para la innovación sonora ni discursiva. Todo lo que podamos encontrar es probable que ya lo hayamos escuchado antes, mejor o peor, pero ya lo escuchamos.
Entonces, ¿qué podría atraerme de una banda que toca una música que se viene haciendo hace cincuenta años? El sonido, claramente no. Me importa muy poco si una banda de rock and roll suena “bien” o “mal”. ¿La calidad de sus músicos? Tampoco. Por lo general, los que mejor tocan, son los que más me aburren.
¿El discurso? Quizás. ¿Su estética? Tibio. ¿El concepto? Casi caliente. ¿Que sea auténtica? Sí. Lo que puede lograr atraerme de una banda que claramente, no innova musicalmente, es el factor de autenticidad que tenga. No me atraen ni posers vestidos de cuero, ni chicas hermosas con espectaculares peinados y guitarras de 10 mil dólares, ni bandas prolijas que acoplan a propósito. Una banda de rock and roll debe ponerme incómodo, dejarme un dolor de cabeza brutal luego de su recital, trasladarme hacia un estado primitivo de mí mismo, llevarme al paleolítico y darme ganas de romper todo con un palo.
Y en Argentina no existen muchas, pero hoy les traigo una.
Los Waffles están activos desde hace un par de años, quizás desde el 2008. Al menos por aquellos años fue la primera vez que los vi en vivo y, afortunadamente, lograron todo eso que me gusta; me cambiaron. Se autodefinen en Facebook como “retarded rock for everyone”. Seguirlos en Twitter es la gloria, y ahí se definen como “Rock Cheto”.
Dueños de un estilo y no de un género, esta banda comandada de manera brillante por el Capitán Mandioca (voz) y secundada por la misteriosa Vera (que no tiene Facebook) en bajo, apenas posee un disco de estudio, pero cientos de shows (literalmente) por toda la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.
No dudo que todo el que haya asistido a un recital de ellos esté de acuerdo conmigo: Ir a un recital de Los Waffles es una experiencia única, excitante, intimidante, divertida, extraña y bizarra por momentos. Realmente es muy difícil explicar el nivel de adrenalina que generan. Mandioca es una mezcla de Lux Interior y GG Allin con 100 kilos que se desnuda, grita, pelea con el público, se indigna y bromea respecto de “lo bien que estamos sonando”.
Cruzo los dedos para que puedan disfrutarlos en vivo alguna vez porque, sinceramente son espectaculares y, sobretodo, auténticos. Demostrando que el Rock no está muerto, éste es su álbum debut, Gangbang (Astronomy Droop Records, 2013):
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