NICO GONZALEZ
Hoy hablaremos del álbum debut de françois, pero también de tecnología, de plataformas musicales, de esa relación obsesiva de amor-odio que tenemos los argentinos y los brasileños y, como siempre, de música pop.
A Fran lo conocí hace unos años en la plataforma que más satisfacciones me ha dado, y que si bien ha decaído el último año y las major labels la han acorralado como acorralan todo lo que les mueva el tablero, continúa siendo la mejor, la más ágil, la que mejor relaciona artistas por lejos, y la más interesante si te gusta conocer música nueva, fresca, tendencias y curiosidades salidas de las habitaciones de jóvenes de todas partes del mundo: Soundcloud.
Oriundo de la provincia de Córdoba, de movida me interesó su música y sobre todo su forma de producir. Tenía en aquel momento una forma de sonar única que sólo puedo definir como “mal y bien”. Tiene la calidad y la delicadeza de productores como los hermanos Hartnoll, pero una impureza bien dosificada y unos kicks increíbles que te rompen los auriculares y que cualquier audiófilo te diría que “están mal”. Y seguramente esté mal, pero a françois le queda bien. Y punto.
En 2015 lanzó el EP Unreleased Feelings vía SPD; una colección de cinco tracks en plan Barry White meets Mariah Carey. Downtempo, suave, pero enérgico y bailable, con el cual logró buenas críticas de algunos medios y le valió algunos toques en Buenos Aires y La Plata. Incluso se dio el lujo de remezclar y abrir dos shows del grupo D.I.E.T.R.I.C.H, tanto en Córdoba como en Buenos Aires.
Esta semana, françois liberó su primer disco, Brazil, de nuevo vía SPD, y ya desde el nombre propone un viaje a la casa del vecino y demuestra el poder y la fuerza que está cobrando la electrónica latinoamericana.
françois – Brazil (Sólo le pido a Dior, 2016)
Pero françois no sólo va de visita a lo del vecino, sino que se instala en su casa y le abre la heladera. En un giro bastante inesperado, françois se vuelve carioca y el resultado es increíble. Para los amantes de la bossanova y del folclore brasileño, Brazil es un aguacero en un terreno donde no ha pasado nada desde hace por lo menos treinta años.
Hay que decirlo: hay una nueva ola de artistas brasileños que se están metiendo con la electrónica, el hip-hop y el bass y que existe más que nada en ciertos medios digitales snobs, pero Brasil tiene menos rock que los Pimpinela.
No es mala onda, me encanta Brasil. Sus playas, sus paisajes, su riqueza natural, su bossanova, su samba, sus jugos de fruta y ganarles en el fútbol. Es hermoso. Lo que pasa es que ambos países somos un espejo del otro, y parte de la imagen que nos devolvemos nos gusta, y otra parte no. Por eso estamos siempre ahí, amándonos y odiándonos a cada rato, sin reconocer.
Pero volviendo a françois, algo bastante curioso es que nunca pisó Brasil, y sin embargo logra crear un material excelente, sumamente tropical, mezclado con lo que todo el mundo está haciendo en esta década, que es hip-hop. Esto es genial porque significa que trabaja el estilo de manera intuitiva.
Por el lado de las colaboraciones, françois convoca por un lado a NVS, Montae Harri$ y WILLI, tres raperos norteamericanos que conoce también vía Soundcloud, y que aportan rapeos auténticos y a fuego. Por el lado nacional está la participación de Kai Peaks, productor y MC de Buenos Aires, muy joven, muy prometedor, y del que seguro escucharán hablar en el mediano plazo.