LIDIA LEIVA
En 1983 corrían tiempos difíciles en Berlín, y los grupos de protesta contra la guerra fría eran cada día más numerosos. Todos reclamaban la caída del Muro y el fin de una guerra tormentosa.
Mientras tanto, “99 Luftballons” sonaba como número uno en los canales de radio de la Alemania Occidental y entre las barricadas de Berlín. En aquel entonces, Nena se convertía en uno de esos grupos ochenteros que pegó fuerte en las listas de Europa y de América. Treinta años más tarde, su cantante sigue siendo un icono de la música de los ochenta al nivel de su contemporánea Cyndi Lauper o de Martika.
Suzanne Kerner comienza su carrera a finales de los setenta cuando es fichada por el guitarrista Rainer Kitzmann, quien le ofrece participar en su banda local que por aquel entonces se hacía llamar The Stripers. Tras varios trabajos, la banda se separa y es entonces cuando se forma Nena con Rolf Brender (batería), Carlos Karges (guitarra), Uwe Fahrenkrog (teclado) y Jürgen Dehmel (bajo). Así fue como Nena formó parte en la “Neue Deutsche Welle” (nueva ola alemana) como también lo hicieron otros grupos del momento que acababan de empezar en todo aquel revuelo social, como Trio.
Después de treinta años invertidos en su carrera musical y de diecisiete discos, la cantante de Nena, que sigue llevando ese nombre, nos ha sorprendido en más de una ocasión con varios cambios de estilo, como lo ha hecho con su último álbum de estudio Oldschool, que se publicó a mediados de febrero de 2015, después de tres años de silencio.
Diecisiete temas pop que no desatienden nuevos sonidos pero tampoco los matices ochenteros a los que nos tenía acostumbrados. Sin duda se trata de un buen regreso.
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