ESTEBAN CISNEROS
El espíritu jodón de Ubu regresa para darle una patada al mundo.
I
–Merdre!
Con esa palabra gritada a todo pulmón, Alfred Jarry, patafísico, estrenó en París Ubu Roi, el 10 de diciembre de 1896. Se trataba de una anti-obra teatral revolucionaria cuyos principales objetivos eran romper con todo y joder la paciencia.
Ese día, el Théâtre de l’Oeuvre presenció el punk antes del punk, pues antes de Bill Grundy y los chavales de McLaren, Jarry ya maldecía en público y se metía con todo y con todos. Eso sí, con impecable estilo y una cuidadísima ejecución. El diablo, al final, está en los detalles.
II
En 1975, Cleveland, Ohio era una teenage wasteland. Sin metáfora. Era una ciudad contaminada, sucia, herrumbrosa, en donde el viento no soplaba: apestaba. La banda sonora era un golpeteo metálico de fábricas trabajando día y noche, escupiendo humo como adicto al crack. Un lugar perfecto para la creación.
Ahí nació, con el ánimo de romper con todo y joder la paciencia de Jarry, Pere Ubu. Adoptaron el nombre del corrupto rey Ubu y decidieron gritarle merdre en la cara al mundo. ¿Y de qué se trataba Pere Ubu? Lo suyo era folk industrial. Avant garage. Rock dadaísta. Pere Ubu suena a Pere Ubu y siempre ha sido así.
Por fortuna, sigue así. Y, quién sabe, seguirá. Ojalá.
III
Carnival of Souls es el disco de 2014 de Pere Ubu. Hará mucho ruido. No, no ese tipo de ruido. Pere Ubu nunca ha sido un grupo de primeras planas, aunque debió. Pero eso sí: la gente que hizo la música más emocionante post-1977 fue, en parte, gracias a ellos. La revolución funciona así: la detonan los locos y lúcidos, la siguen los desesperados y los parias. Y al final resulta algo que hay que ver, porque aunque sea por un instante, el universo tiene sentido.
La historia de Pere Ubu los hace un grupo al que hay que tener siempre en la mira. Pero aunque no fuese así, Carnival of Souls es un maldito discazo. Es el Pere Ubu de siempre, lo que en este caso quiere decir cambiante, vibrante, impredecible, sorprendente. El sonido de los de Cleveland no es fijo ni institucional y, sin embargo, en cuanto su música comienza a chirriar es el ruido más reconocible del mundo.
Carnival of Souls suena a lo que su título anuncia. Sólo que son almas de desposeídos. De locos, de tipos cansados del mundo, de amor violento, de carreteras y ríos y aullidos a la luna. De fábricas. Pere Ubu sigue habitando ese mundo que inventaron sónicamente y que David Lynch complementó perfectamente con su Eraserhead. Pere Ubu sigue siendo Pere Ubu y, para como están las cosas, la vieja nueva guardia es la nueva nueva guardia.
IV
No sé, pero se me ocurre que si Ubu Roi se representara en estos tiempos dormidos, se armaría (al menos) una (pequeña) revolución. Y Alfred Jarry volvería a tener la razón. Se me ocurre porque Pere Ubu vuelve a sonar en estos tiempos dormidos y se siente que pueden volver a ocurrir cosas. Que dos o tres almas aturdidas encontrarán su camino. O que ya lo encontraron en Irene, en Visions of the Moon, en Dr Faustus, en Road to Utah o en Brother Ray (obra maestra del ruido). Que el mapa a seguir está en Golden Surf II, Bus Station, Carnival o Drag The River.
Que el espíritu jodón de Ubu ha regresado para darle una patada al mundo. A ver si rueda en otra dirección.
C/S.