MOISÉS GARCÍA
Hay quienes dicen que esta es la obra maestra de Waterhouse, pero habrá que esperar un poco.
A finales del 2010 algunas decenas de paquetes partieron de California con rumbo a los cuatro vientos. Los amantes del soul y el rhythm & blues alrededor del globo esperaban con excitación las cajitas de cartón que resguardaban “Some Place”, la opera prima de un jovencito de Huntington Beach que por aquel entonces atendía una tienda de vinilos.
La tirada de aquel disco fue pequeña; tan solo un par de cientos de rodajas de plástico de 7 pulgadas de diámetro. La música era fresca, el sonido vibrante. Una obra atemporal, exótica, dinámica, arriesgada.
El rumor corrió como pólvora, la producción se agotó en cuestión de semanas y las subastas en ebay se encargaron de multiplicar el precio en 20 o 30 veces su valor inicial. El nombre de Nick Waterhouse comenzó a resonar.
Han pasado varias lunas desde que Nick enviaba por correo las copias de su disco auto producido. Dos álbumes de calidad incuestionable, tres giras europeas y una tonelada de lecciones en el camino han marcado al joven de las gafas a lo Buddy Holly, quien ha decidido encapsular todo aquello en un tercer long play.
Think Twice es la culminación de un road trip alrededor del mundo, de cientos de horas en carretera, de días enteros en el estudio de grabación y noches en vela lejos de casa, escribiendo canciones en el sillón de un amigo confiable.
La tercera producción de Waterhouse está llena de esos delicados matices y finos detalles que caracterizan cada una de sus producciones.
Un cocktail de ritmos. Sí, uno de esos finos brebajes en copas elegantes. Una mezcla de sus influencias básicas como el sonido del R&B de los años 50 y la elegancia del Club Jazz con el toque exótico del Bogaloo y el dinamismo de la música soul.
Mose Allison, Georgie Fame y Van Morrison charlan entre los grasosos solos de órgano, la flauta y el saxo tenor finamente mezclados por la mano de Michael McHugh.
Booker T y Ray Charles se asoman de vez en vez a lo largo de los diez tracks del disco y el joven León Bridges se suma a la fiesta en “Katchi”, bailando con las coristas mientras la fiesta sigue al ritmo del hombre con gafas que dirige a su orquesta con determinación.
Think Twice presenta a un compositor maduro, que ha evolucionado a base de autogestión y que se ha curtido en el camino.
La culminación de un viaje infatigable, una evolución orgánica, un clásico joven, atemporal, exótico, dinámico, arriesgado.
Jonathan Toubin, el famoso DJ neoyorquino, opina que esta es la obra maestra de Waterhouse. Habría que pensarlo dos veces, porque creo que aún tiene mucho que dar. El hombre lo hizo de nuevo…