ESTEBAN CISNEROS
Música y lisergia tonta: Un, dos, tres, al escondite inglés (1970)
Esta de Iván Zulueta es una de mis películas favoritas. Lo cual habla de mí elocuentemente: Es una película para niñatas sixties, repleta de lugares comunes y de chistoretes malos pero, carajo, qué emocionante resulta tanta candidez y lujuria adolescente.
Es un lelísimo filme que mezcla lo más melifluo del post-ye-yé español y la lisergia más militante, sin distinciones. La España de Franco era aborrecible, claro, pero algunos intrépidos hicieron lo que les venía en gana: Tomaron lo mejor de la música pop que llegaba de Inglaterra (y de Estados Unidos) vía la radio y los singles que pasaban la censura al considerarse inofensivos (otra ingenuidad: considerar inofensivos a los Byrds o a los primeros Yardbirds o, incluso, a los tarados de los Stones) e hicieron una música con sentimiento propio y lo bastante subversiva en una época de nada pasa como para que los chavales sintiesen cosquillitas allí abajo y le entraran de lleno al Verano del Amor.
Llegó tarde la película, sí, casi cuatro años, pero considerando la situación social y política, estaba bastante bien en los setentas. A México no llegó, pero quién sabe si lo hubiese hecho. No habría cambiado el panorama de césarcostas y enriqueguzmanes, pero seguro habría afectado a uno o dos de los que estuvieron después en Avándaro, arriba o abajo del escenario.
Entrañable por su estilo naïve y sus excelentes interpretaciones videocliperas de los grupos del momento, Un dos tres… es un clasicazo. Si te pesa, vete de aquí. Tomando lo valioso de películas como The Knack o Help! de Richard Lester, o Blowup de Antonioni, Zulueta logró su primer largometraje. La historia del cine, además, siempre lo agradecerá: Zulueta se convirtió en un pequeño genio que nos regaló, tiempo después, cosas como Arrebato, que no todos apreciarán pero, hey, yo sí, porque soy un adicto al popcorn.
* Publicado originalmente el 1 de junio de 2012 en El Heraldo de León.
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