Esta edición es, literalmente, una obra de arte.
MAURICIO ESPARZA OTEO
Siendo los Talking Heads una banda pionera del movimiento de new-wave y punk a mediados de los años setentas en Nueva York, siempre se las ingeniaron para dejar claro su buen gusto por las artes visuales y las tendencias plásticas de vanguardia; fueron el grupo más intelectual de aquella escena y no es casualidad que en sus inicios se llamaran The Artistics.
Independientemente de su música, su gráfica también fue interesante. Por ejemplo, fueron la primera banda que se aventuró a utilizar una imagen hecha por computadora para su imagen, en el álbum Remain in Light (1980). En Little Creatures (1985) utilizaron como portada un cuadro que mandaron a hacer al controvertido artista-pastor, Reverendo Howard Finster (1916-2001), quien fuera un pilar del llamado outsider art.
Así pues, la estética que manejaban los Talking Heads, más allá de ser un simple diseño gráfico decorativo, mostraba conceptos estéticos.
Y tal vez de todas sus portadas, la más valiosa sea justo esta que nos ocupa: una edición especial de su álbum Speaking in Tongues, cuya portada normal, la que más se conoce, fue diseñada por el mismo David Byrne (y que sinceramente me parece de las menos acertadas de su discografía). Pero en contraparte, existe esta versión limitada que realizó nada menos que Robert Rauschenberg (1925-2008), uno de mis artistas favoritos del pop art y uno de los pilares de la cultura plástica de mediados del siglo pasado. Su principal característica fue combinar materiales y objetos de una forma inteligente y analítica; sus obras están en la frontera entre escultura y pintura, y son visualmente impactantes.
Para esta portada, Rauschenberg aplicó gran parte de su teoría artística pop, haciendo una pieza muy particular que va más allá de una portada de LP simple. De entrada, el vinilo es transparente, después tiene tres acetatos impresos en los colores básicos de la teoría del color: cyan (azul), magenta (rojo) y amarillo, que con su combinación puedes lograr un sin fin de gamas y colores. Los tres acetatos tienen impresos elementos cotidianos como números, habitaciones, animales y toda clase de cosas para formar una imagen determinada, pero que si mueves las posiciones de los acetatos, tendrás un collage de combinaciones infinitas.
Todo esto viene en un contenedor de plástico que originalmente era transparente, pero con los años se ha manchado hasta quedar con un tono amarillo oscuro.
Así que además de ser un disco increíble, es una pieza de arte en sí misma; una obra de Rauschenberg, que además tiene grabada música.
Mauricio Esparza Oteo de Icaza es publicista, diseñador, creativo, escritor, ilustrador, DJ, melómano, pepenador de vinilos y anexas.
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