DANNA CAMPOS • El inglés lanza un segundo disco aceptable, aunque no a la altura de su álbum debut.
La historia del inglés Miles Kane dentro de la música es visible desde hace ya casi diez años. Todo comenzó con The Little Flames, su primera banda, en la que fue guitarrista. Un par de años después se reunió con algunos amigos de esa banda para formar The Rascals; agrupación que aunque no tuvo éxito, logró ser telonera de bandas icónicas en su momento, como Arctic Monkeys y The Coral.
Fue entonces cuando su viejo amigo Alex Turner (vocalista de Arctic Monkeys) decidió hacer un proyecto del que tanto Miles como Turner formaran parte. Ahí nació The Last Shadow Puppets, última banda de Kane, antes de su carrera como solista.
Finalmente, después de siete años llegó Colour Of The Trap, primer disco de estudio de Miles Kane, que resultó una prueba sólida de sus grandes influencias (garage, rock sicodélico, brit-pop, post-punk) con las colaboraciones de gente como Noel Gallagher y el propio Alex Turner.
Este año, Miles Kane vuelve con Don’t Forget Who You Are, segundo álbum de estudio, ahora bajo la producción de Ian Broudie (quien también ha trabajado con The Coral y Echo & The Bunnymen, entre otros).
El regreso de Kane mantiene la línea de su primer disco: La mezcolanza de los géneros mencionados como oda al rock británico a lo largo del Siglo XX. Sin embargo, mientras esa premisa bien trabajada fue la que le dio éxito anteriormente, en esta segunda producción pierde fuerza a pesar de contar con la colaboración de Paul Weller tanto en dos de sus canciones, como en la composición de otras.
Aunque la producción sonora de Don’t Forget… está bien trabajada, su fundamento parece basarse en la intermitente redundancia a nivel lírico y en ser un pastiche de Oasis, Arctic Monkeys, Kaiser Chiefs, Kasabian y The Coral al mismo tiempo; entendible, por tener un productor y unos colaboradores que le han dado pie a su renombre, pero no justificable en un segundo álbum del que se esperaba más.
Tal vez Miles se presentó demasiado seductor con su disco debut y, tan seguro de su appeal, ahora optó por la comodidad de un sonido representativo, un peinado y un look manierista del pop británico de los noventa. Esto además del paternalismo de Weller, Broudie y Andy Partridge para, al menos, mantenerse en un nivel aceptable, aunque se deje al escucha con ganas seguir siendo cautivado en el envolvente y bizarro erotismo sonoro de antes.
Escucha aquí un adelanto de cada track:
Tracks destacados: “Bombshells”, “Darkness In Our Hearts”, “First Of My Kind”, “You’re Gonna Get It” (colaboración de Paul Weller) y “Give Up”.
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