MAURICIO HERNÁNDEZ A.
“Inclasificable” es el término que siempre ocupo para hablar y explicar de qué se trata el sonido de Messer Chups. Cualquier otra definición queda corta ante los característicos ritmos de esta agrupación, originaria de San Petersburgo.
Sí, nadie pensaría que en aquella fría región rusa habita una de las bandas que más ha aportado a los ritmos poco convencionales de la música contemporánea. Horror, vampiros, surf y finos cortes de algunas películas de terror, han convertido a Messer Chups en una banda de culto.
Este año, Oleg Gitarkin y Annette Schneider nos presentan esta nueva producción con catorce cortes, entre los que resaltan “Rockin’ Zombie” y “Less Playboy More Cowboy”.
Los vampiros han salido de las tinieblas a ofrecernos un nuevo coctel sicodélico. Pero algo pasó… porque tampoco parece el mejor trabajo de la banda. La apuesta a lo seguro parece haberles ganado la partida y aquella fórmula que tanto habían experimentado, esta vez no les salió. Se trata de un disco con algunas carencias. Una producción necesitada de aquellos escenarios lúgubres a los que nos habían acostumbrado: Rabia, sangre, ritmo, oscuridad y sobre todo talento.
Church of Reverb me remite a sonidos por demás elaborados y que no necesariamente tienen ese toque del que hablé al principio. Como experimento para una nueva banda, este material sería un excelente intento, pero no para Messer Chups, que tienen más de 13 años de carrera y fueron creadores de un estilo tan propio.
Esta última producción se queda sólo como parte de su currículum. Una de las peores, por cierto.
Escúchalo completo en Rhapsody.
–
[…] El disco tiene la cualidad de trabajar con géneros como el garage, la psicodelia y el new wave ochentero, pero otorgándoles un trato totalmente aggiornado y enmarcándolos en contextos totalmente actuales mediante la utilización de delays, echoes y largas colas de sintetizador que lo ingresan tranquilamente a las filas del dreampop, sin obviar referencias y conexiones, por ejemplo, a Messer Chups. […]