ARTURO URIZA • Hawthorne domina el nuevo soul con una reputación implacable.
Singles y álbumes previos ya mostraban la grandilocuencia de Hawthorne. El soul y funk que ha consumido durante toda su vida han dado como resultado justas joyas del pop que, en estos tiempos oscurantistas no se ven muy seguido en el género.
A estas alturas, el vinilo de 7” de “Just Ain’t Gonna Work Out”/”When I Said Goodbye” (2008) ya es una pieza de colección, mientras que “Long Time”, de su álbum How Do You Do, fue la consagración absoluta de uno de los mejores productores/cantantes de soul blanco.
Precisamente por eso, no es de extrañarse que Mayer entregara esta joya, Where Does This Door Go. Lo pensaba desde las primeras estrofas de “The Innocent”; ¡Guau! No lo podía creer, era increíblemente pop, pero me encantaba. Sonidos, melodías y líricas lo suficiente maduras para no ser cursis. Tiene las fortalezas del mejor soul y ninguno de los vicios de los cantantes nuevos del revival. Es claro, se nota que quiso hacer un disco de buena exposición mediática, pero que albergara una fuerte intención de vanguardia y uno que otro guiño al rock. Al rock suave, pero al final rock.
La producción es perfecta, los instrumentos tienen la matemática adecuada y la soltura suficiente para que se considere aún orgánica. El departamento de sonidos y sampleos sigue como siempre: preciso. La recolección global de ritmos abarca síncopas de reggae y ritmos orientales introductorios.
Las referencias a KC & The Sunshine Band, Rick James y similares están presentes constantemente. Lo voy a decir en pocas palabras: Mayer es todo lo que Justin Timberlake sueña, pero no le alcanza el talento ni puede hacer con dinero. Mayer es un Pharrell Williams que referencia a Serge Gainsbourg, que se aventura también a incluir secciones de rap (incluso tiene una colaboración con Kendrick Lamar) y que en ningún momento pierde la genialidad.
En un momento en que este tipo de cantantes se ven plásticos y falsos, Hawthorne domina con naturalidad el género, además de contar con una reputación implacable, precedida por disqueras como Stones Throw Records y por compañeros como Dam-Funk y James Pants. Mayer tiene suficiente credibilidad y talento para hacer canciones exquisitamente pop.
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