ALEX CASTRO
Claramente los de Valencia viven un segundo –¿o tercer?– aire desde su anterior Fue Eléctrico (2012); un disco de pop guitarrero, directo y contundente por donde se le vea.
Hace algunos meses, el cantante y líder de la banda, Jorge Martí, me dijo que esto se debía en parte a que cuando hicieron ese álbum se plantearon un objetivo: que todas las canciones que lo conformaran fueran canciones para abrir un concierto.
¿Y a qué se refería Martí con “canciones para abrir un concierto”? Pues a himnos, ni más o menos, con todo lo que eso implica. Y no era un ardid publicitario, qué va. En efecto, todas y cada una de las canciones contenidas en ese disco ostentaban la fuerza que se requiere, las melodías que conectan y las letras que se pueden –que se quieren– cantar a todo pulmón en un directo.
Pues bien. Poco más de un año después, la banda se hace escuchar con una grabación que todavía trae mucha de esa racha de canciones redondas, amarradas, contundentes.
Audífonos y volumen. Los primeros cinco cortes se resbalan como cuchillo en mantequilla. Hay ímpetu, energía, solidez. Incluso en la balada “Si tú te vas”, cuya letra pudiera pecar de obvia y cursi, salen bien librados. Tengo un boletín con santo y seña de dónde y cómo se grabó el disco pero, carajo, ¿a quién le importan los detalles cuando la música engancha por sí sola?
Después de una mitad algo confusa (“La Casa en Silencio”), conectan más guitarras y pisan el acelerador en “Dónde no Exista el Miedo”. Ya no puedes –ni quieres– bajarte de este tren con tan buena trayectoria.
Y no es que todo sea miel sobre hojuelas. Varias de las motivaciones de algunos tracks que Martí compuso en los últimos años, tienen que ver con alguna crisis personal, por no hablar de la crisis económica que ya alcanzó a su país (“Carlos y Esther”). De ahí el título de este álbum.
Qué bien se siente que un viejo conocido siga con salud y que todo esté en su lugar. Qué bien que todo suene igual o mejor que antes, sin exagerar. Jorge Martí y sus muchachos siguen arriba del ring, pero no por falta de opciones –como muchos de sus contemporáneos–, sino porque no han perdido el toque, la fuerza y el tino de tantas peleas del pasado. Bravo.
[…] por músicos que lo arropan de una forma excelente; entre ellos Pau Roca o Jordi Sapena (La Habitación Roja), Joaquín Pascual (Surfin Bichos, Mercromina) o Abraham […]