ESTEBAN CISNEROS
Adulto contemporáneo. Ese término siempre me divirtió. Por sus implicaciones, por su inconcreta especificidad, porque yo era un zagal cuando se utilizaba. No sabíamos si era un género, una inclinación, una broma, una categoría sociológica o todo o nada.
El término regresó a mí al darle play a Disco Duro (El Volcán y Ópalo Negro, 2017), el flamante disco de Joe Crepúsculo. Pero no fue idea mía, lo juro. Sucede que cuando comenzó a sonar me acompañaba un amigo de esos que uno hace porque comienzan hablando de música y la afinidad apuntala una camaradería. Un amigo joven, por cierto. Quien, con su mejor sonrisa sardónica y señalando con el índice con una inaudita autoridad, exclamó: “¡Eso! ¡Eso es indie adulto! ¡A-DUL-TO!”
Indie adulto. Y sí que lo es. Para bien y para mal.
Disco Duro, aunque lleno de sintetizadores (nuevos y viejos) y de ruidos (análogos y digitales) y de tics electrónicos, está hecho –con mucho oficio y cariño– por un tipo de la era eléctrica.
Joe Crepúsculo (San Juan Despí, Barcelona, 1981) tiene currículum, vaya que sí, y se nota en este álbum escrito y grabado con maestría. Aquí hay buenas canciones. Pero no sólo ahí se evidencia su camino recorrido, sino también en la inquietud que hay en la intención/el proceso/la decisión de escribirlas: preguntarse a dónde carajos hemos llegado como humanidad, si la música va a salvar el mundo como se nos dijo a veces a los nacidos en la última parte del XXI, si todo esto vale la pena. Ay.
¿Nos hemos vuelto insensibles a la música (o a todo)? ¿Es la música pop el nuevo ruido blanco, el nuevo murmullo de fondo de las ciudades, un sonido más? ¿Qué queremos decir y hacer? ¿De qué carajos nos tratamos como humanidad? Joe Crepúsculo ataca su nueva etapa con estas dudas en la cabeza. E intenta resolverlas en un álbum recóndito e íntimo (aunque accesible y atractivo) que pretendía ser un álbum conceptual en pleno 2017.
Bueno, si hace cincuenta años no nos poníamos de acuerdo en qué significaba eso de conceptual en un disco, hoy tampoco queda claro. Porque aunque no encuentro un hilo narrativo claro, Joe dice que quería hablar sobre la lucha del ser humano consigo, la injusticia, la sociedad enferma y la necesidad de armonizarnos con la naturaleza.
Las letras no hablan en lo explícito de aquello, pero la música sí. Como toda la música honesta que se hace hoy. Porque así debe ser. Porque en esta barahúnda de siglo/de época/de mundo, es necesario.
Y llegamos al track 10 de Disco Duro. Que dice: “Esta es música para adultos que no puedes comprender”. E intentando mi mejor sonrisa sardónica y señalando con el índice con una bien ganada autoridad, di razón a mi amigo. “Pero ya llegará la época”, pronuncié con cursilería, “y entenderás. Porque sobreviviremos, ¿entiendes?”
Porque mientras queramos seguir haciendo música para intentar entender lo que pasa dentro y fuera de nosotros, la perpetuidad está asegurada. Porque somos el disco duro del mundo. Sí, hay cosas que reformatear. Pero tal vez en eso estamos. Acaso.
C/S.