CARLOS CELIS
Unbreakable, el onceavo álbum de Janet Jackson abre directamente con el tema que le da nombre y justo antes de que termine, se toma un momento para saludar y darnos la bienvenida, un pequeño pero importante detalle con el que reconocemos inmediatamente a la Janet que tanto nos gusta.
Así da paso a “Burnitup!”, uno de los mejores temas y para el cual reclutó oportunamente a Missy Elliott en un momento en el que tantos medios musicales se preguntan qué ha pasado con la carrera de esta rapera. Pero la canción abre con otro guiño para sus fans, pues introduce un efecto de sonido que nos transporta inmediatamente a la época de Rhythm Nation (Janet Jackson’s Rhythm Nation 1814), que ha sido quizá su álbum más celebrado.
Aquí vale la pena destacar que para Unbreakable, Janet se reunió con el equipo formado por los productores Jimmy Jam y Terry Lewis, responsables de aquel álbum de 1989 y también de sus más grandes éxitos. La ocasión no es menor, pues esta nueva producción representa el primer lanzamiento de Janet como artista independiente, en su propia disquera bautizada, apropiadamente, Rhythm Nation Records.
Como siempre, las producciones de Janet son un prodigio del trabajo de estudio. Por ese lado, el sonido es impecable y la tendencia es la correcta, si le sumamos el revival que vivimos actualmente del R&B. De hecho, el primer sencillo, el muy suave y cadencioso “No Sleep”, apuntaba hacia la época de The Velvet Rope (1997), pero no extraña ya que Unbreakable es un álbum sumamente auto referencial y lo importante sería saber cómo es que Janet piensa empaquetarlo y venderlo para que pueda tener relevancia para nuevos públicos.
Actualmente parece existir una competencia en el pop para encontrar al sustituto del Rey del Pop (The Weeknd, Frank Ocean, Bruno Mars, Dornik, etcétera), y en ese sentido se abre otra ventana de oportunidad para este álbum, pues nadie mejor que la propia hermana de Michael Jackson como su “imitadora” por excelencia, ya que incluso hay momentos donde uno podría dudar que la voz que escuchamos sea la de Janet. Es casi imposible no pensar en un tema de derecho familiar, o reclamo de propiedad, al escuchar estas canciones.
Para los fans de Janet este disco significa solo buenas noticias: sonido informado y actualizado, producción impoluta, grandes canciones y todo el sello de Janet, que no dudó en consentir a su público (y a ella misma) con todo eso a lo que nos tiene acostumbrados. Entiéndase el R&B más sabroso, el pop más sexy, las piezas con beat que rompen la monotonía y hasta el infaltable bloque de baby-making music, donde van todas las canciones suaves que, como ella misma las ha descrito muchas veces, están ahí para ayudar a traer bebés al mundo… Bebés que, no lo duden ni un segundo, llegarán cantando y bailando como el mejor de los Jackson.
Mañana: Dear Janet, el nuevo disco tributo a Janet Jackson.
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