CARLOS CELIS
¿Sirve de algo tener cincuenta nombres de dónde escoger cuando todos suenan muy parecido?
Algunos lo llamarán “orgánico”. Ese proceso por el cual distintas sociedades, con distintas historias e inclinaciones, tienden a converger en algo tan primario como la música. Como ejemplo, esa trinidad que se ha dado recientemente entre lugares como Chile, Tijuana y Guadalajara, de donde surge un gran número de nuevos exponentes de la música en español. Y sin embargo…
Alejandro Jiménez, quien ha adoptado “Jandro” como su nombre de batalla, es un músico originario de Tijuana, cobijado por la vanity label de Carla Morrison (Pan Dulce Productions), que sirve de hogar para otros músicos que siguen una línea musical muy similar a la de su fundadora.
Su álbum debut también lleva por nombre Jandro y está disponible desde abril de este año. Es otro esfuerzo que se une a esta comunidad de voces latinas, que hoy en día muestran las mismas inquietudes musicales.
El “pero” viene cuando, a pesar de la gran cantidad de proyectos que están surgiendo, el sonido es prácticamente el mismo. Uno debe entonces cuestionar la calidad y el contenido de cada uno de éstos individualmente. Aunque las evaluaciones terminen por ser genéricas e intercambiables. Surge la pregunta, ¿por dónde empezar?¿Sirve de algo tener cincuenta nombres de dónde escoger cuando todos suenan muy parecido?
Es algo generacional, es un fenómeno que se da en la música de todas partes. Es similar, digamos, a la proliferación de artistas de R&B “alternativo” en la música en inglés. Y de la misma forma, de entre todos aquellos que se inclinan por un mismo tipo de sonido, hay que separar y escoger.
Jandro logró un álbum muy digno, una producción sencilla pero impecable (…) Sólo nos quedó a deber un poco de identidad propia.
La música ibérica y latinoamericana es rica en variedad de sonidos. Yo me pregunto por qué es específicamente entre las bandas mexicanas que actualmente estamos viviendo esta homogeneización de propuestas, en las que la tendencia parece ser esta reinterpretación del folk blanco.
La historia del rock mexicano es muy clara en ese sentido. Es cierto que los músicos de todo el mundo tienden a imitar y a seguir las tendencias, pero ¿por qué el mexicano imita casi exclusivamente al músico blanco (y además tardíamente)?
Jandro logró un álbum muy digno, una producción sencilla pero impecable, donde sobre todo luce su personalidad, con esa voz cálida y a ratos entrañable. Sonidos de guitarra y ukelele, algunas piezas más rítmicas que otras y de pronto atmósferas retro. Sólo nos quedó a deber un poco de identidad propia.
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