MARÍA MERIOMA
FOTOS: ANDRÉS ALVARADO Y CAMILO BÁEZ
Estéreo Picnic es “el festival de Bogotá”; lo que es Vive Latino a la Ciudad de México, y yendo mucho más allá, el referente del que carecen ciudades como Madrid. Estéreo Picnic es una cita imperdible para todos los que además de amar la música adoran conocer su entorno en distintas ciudades.
LO BUENO
Las cabezas de cartel son bandas/artistas que figuran en las citas imprescindibles de todos los festivales del mundo, así que es un buen lugar para mantenerse al tanto de las tendencias festivaleras internacionales.
El escenario principal está perfectamente cuidado y dispuesto para los grupos que aloja en sus tablas. Es perfecto, puede que en ocasiones grande comparado con otros mainstages que no ofrecen tantas facilidades a las bandas para desplegar sus espectáculos, porque la música sobre todo hoy es creatividad en el escenario y un festival que dispone eso gana puntos y muchos.
Lo anterior hace agradecer el concierto de Tame Impala (aunque no otros casos que mencionaré en lo malo), que ocupaban sólo medio escenario pero las visuales lo hacían todo. Pudieron explayarse por completo y hacernos callar a quienes decíamos que en un festival no eran “tan” buenos. Yo, personal y profesionalmente, en esa comparación tuve que callar porque los medios de los que dispusieron fueron mucho mejores que en otros festivales.
Ese mismo razonamiento, sin que tenga noticias de que hayan sido exigencias del management o facilidades de la organización, hicieron que lo que vimos de The Flaming Lips fuera una obra de arte en la que a cada canción pensáramos que no podían superarse y no, hicieran algo aún más grande y excelentemente coordinado. Tampoco tanto despliegue lo hemos encontrado en otros lugares.
La oportunidad de ver en casa bandas excelentes como Oh’ Laville, Los Petit Fellas u Onda Vaga, cien por ciento recomendables y que te dejan feliz de ver lo que se hace en Colombia hoy en día.
El esperado Noel Gallagher, los divertidos Seeed, la mágica Florence + The Machine, el dedicado Albert Hammond Jr., los poperos Walk The Moon y los enormes Alabama Shakes fueron de lo mejor de los tres días.
LO MALO
El clima no es motivo para culpar a nadie y pedir que no llueva en Bogotá es pedirle conceptos de igualdad social a Trump; pero estas fechas, casi tanto como las de octubre para el futuro Lollapalooza Colombia, son de las peores climáticamente hablando.
Para los periodistas internacionales ha sido fatal no contar con un lugar de prensa, tener que estar atentos a “cualquiera” sobre el cambio en el horario a causa de la tormenta del viernes. Las condiciones de trabajo fueron lamentables… sin WiFi, ¿lugar para cargar dispositivos móviles? ninguno y la cobertura era para quedarse sin lágrimas. Uno de los patrocinadores del festival ofrecía conexión WiFi general, pero al tratar de acoplarse a ella se corría el riesgo de parecer un loco intentando localizar señales extraterrestres.
Dos días después del último día de festival seguimos preguntándonos dónde están las fotos de los cabeza de cartel para ilustrar publicaciones.
Los conciertos de gran talla internacional y, más aún los festivales, son parte de la historia (muy) reciente de Colombia y en LAPOPLIFE, después de publicar una nota acorde a nuestra filosofía (recomendaciones de bandas poco conocidas porque otro pop es posible), vivimos un espíritu de crítica muy agresiva por hablar de artistas o grupos alternativos a las cabezas de cartel; comentarios más que hostiles o que afirmaban que “el festival no tenía ni idea”, siendo la nuestra una publicación de un medio independiente.
A raíz de lo anterior y según la escasa asistencia a conciertos bastante buenos e interesantes del programa, podría decirse que gran parte del público es cien por ciento mainstream, que va a escuchar lo que van a escuchar todos y que no tienen el espíritu explorador que representa un festival en sí. ¿Falta de costumbre?
Lo fabuloso del escenario principal no lo fue del todo el mediano. Ver a Jungle fue complicado en el escenario Huawei, pero ellos suenan bien casi en cualquier sitio; su show es adecuado para una carpa cerrada y pantallas pequeñas pero, ¿a quién se le ocurrió poner a Die Antwoord ahí? La mitad de adelante salió satisfecha, la mitad de atrás muy poco. Decepción total por no poder ver el gran espectáculo que representa ese grupo.
El escenario para Die Antwoord, el concierto de Ela Minus, el éxito de Snoop Dogg que demostró las ansias por lo que sonó en la década pasada y el fracaso de La MiniTK del Miedo son los números rojos.
Por otra parte, en Bogotá en general, han de revisar la situación con los taxistas, pocos calificativos despectivos los definen. La llegada al festival fue de lo más aparatosa y lenta (tengo casos cercanos de gente que tardó cuatro horas en llegar), por más esfuerzos (transporte oficial) y alianzas de la organización, hasta los artistas resultaron cabreados por el tiempo que les tomó llegar. Y ¿por qué te impiden entrar con cigarrillos? debes tirarlos en la entrada, tampoco puedes acceder con encendedor, pero todo lo venden dentro y puedes consumirlo. ¿Márquetin? Muchos antes de su marca preferimos abstenernos, ni un encendedor les compramos, y estoy segura que no lo hacían por velar por la salud de nuestros pulmones.
… Y LO EXTRAÑO
Hablando de consumir: primer encuentro con un festival cuyas recomendaciones incluyen cómo consumir drogas responsablemente. No dicho así, pero no hay que ser un genio para deducirlo del texto incluido en el programa. O sea, ¿“te quitamos los cigarrillos pero haz lo que quieras con tus drogas”?… ¿en serio?
[…] y a una puesta en escena muy bien elaborada la banda ha logrado llegar a grandes festivales como Estéreo Picnic, Hermoso Ruido, Rock al Parque y FIMPRO 2017 en Guadalajara, México. Así mismo han contado con […]