MARÍA MERIOMA
FOTOS: MORGAN BRITOS
Aunque su trayectoria como solista inició hace ya más de tres décadas (en 1984, después de tocar con los grupos Tequila y posteriormente Los Rodríguez), el músico argentino asentado en España nunca se había presentado en México.
Finalmente lo hizo hace unos días, en compañía de Coque Malla, por lo que aprovechamos para platicar con él acerca de la música, la vida, la muerte, y de su siguiente disco La Manada, que verá la luz el próximo 16 de septiembre.
Esta es tu primera visita a México en tu etapa solista. ¿Pero por qué hasta ahora?
En primer lugar era prácticamente imposible poder venir con banda. Entonces, recién se empezó a plantear la posibilidad de viajar a otros países cuando comencé a hacer este show en solitario. A partir de ahí empezamos a hacer varias intentonas pero se frustraban. Estamos en una profesión en donde los factores externos muchas veces condicionan mucho más que la obra o que el talento.
El rock o el pop son extremadamente generosos y a veces un poco crueles, y yo creo que se hacía muy cuesta arriba, muy complicado… Digamos que no tenía ningún apoyo discográfico y es necesario que todas las piezas encajen para poder hacerlo. A veces es más difícil de lo que parece.
Aquí no se te escuchó ni en la radio y muchos tuvimos que rebuscar mucho para hacerlo. ¿Por qué razón?
Ese es un tema discográfico. Si no editan tus discos es muy difícil que suenes en la radio, y yo no tenía el status suficiente como para presionar a la discográfica para que me editara acá; entonces, tuvo que cambiar el modelo mundial con internet y esas cosas para que la gente empezara a saber un poco más de mí y a conocer mi material. Antes sólo existía la radio, pero hoy en día con un teléfono puedes escuchar la música de cualquier persona que despierte tu interés.
Porque en España no has parado en décadas…
No, la verdad es que soy muy afortunado porque en España las carreras no siempre son largas. España es más fan de la canción que del artista y la verdad es que llevar ya casi cuarenta años sin haber tenido que hacer otra cosa que no sea grabar discos y salir a tocar es un privilegio.
¿Te sientes más argentino o español?
La verdad es que no me siento nada, ¿no? Tal vez el exilio te hace quedarte si un territorio conocido; muchas veces cuando estoy en Argentina la gente me ve y me dice extranjero y cuando estoy en España a veces también. Es cierto que tengo una familia española, tengo hijos españoles y a partir de ahí digamos que me asenté y esas fantasías que pude tener en algún momento de cambiar de país y demás se fueron desvaneciendo. Soy crítico con ambos países.
A tres años de La Huesuda, se han ido también muchos músicos… ¿cuál te ha marcado más?
Estoy muy impactado por la muerte de Prince, fue mi último ídolo; yo era muy fan y me da la sensación de que aunque ahora hay mucha gente haciendo buena música, ese misterio que despierta, ese interés que va más allá de lo musical lo tienen muy pocos y creo que él lo tenía… aparte de que era una especie de virtuoso, un músico excepcional, un productor visionario, creo que inventó muchísimas cosas y es una pérdida muy dolorosa y muy inesperada, sobre todo.
Y otra, la de Luis Alberto Spinetta que tal vez fue mi primer ídolo –así como Prince fue el último–. El primer disco de Almendra lo tuve cuando tenía diez años y era un tesoro… sigue siendo una de esas cosas que uno guarda en un lugar destacado de su corazón y no puedo dejar de entristecerme cada que veo una imagen de Luis o que escucho su voz.
¿En el nuevo trabajo que preparas pretendes vaticinar algo más alegre o seguirás por esos temas?
Yo no soy de hacer discos conceptuales. “La Huesuda” era simplemente el nombre de una canción, y realmente el disco hablaba más sobre la vida que sobre la muerte. Este disco, que se llama La Manada, tiene mucho que ver con gente que estuvo cerca de mí, con historias de amigos, de amigas, con gente que se ha ido o que estuvo pero se alejó; de esa cierta nostalgia por aquel grupo que es casi más importante que tu familia y que se arma de una manera instintiva, casi mágica. Creo que este disco tiene algo más espontáneo, más orgánico y más animal, no tan reflexivo como La Huesuda, no te puedo decir mucho más todavía. Ni siquiera está terminado… estamos ya en los últimos detalles de las mezclas.
Es un disco más fuerte y más poderoso que La Huesuda, con guitarras más agresivas y con un despliegue guitarristico más importante en todas las canciones. Aparte de rock hay un poco de swing, digamos de ese estilo que manejo yo de la música americana de los años cuarenta, donde la guitarra está muy presente. Como siempre en mis discos, procuré no abrir demasiado el abanico, por ejemplo: no hay ningún ritmo latino en el disco, pero sí juego con baladas, con rocks poderosos y trepidantes, pesados y con mucha balada rock.
¿Qué género musical de hoy equivaldría a lo que hace décadas significó el rock como válvula de escape y forma de expresión?
Yo creo que el rock tuvo un reinado en solitario durante décadas; nadie le pudo hacer la competencia y conectó de una manera planetaria y hoy en día no existe un género que se pueda comparar con eso. Hoy existen muchas tribus, muchos planetas rondando y muchos universos, pero no hay ninguno que englobe lo que englobó el cambio en la mentalidad de occidente; por lo menos, que ocurrió en los años sesenta y que fue una especie de antena receptora que acumulaba todo lo que ocurría y lo transmitió; creo que en ese sentido no se puede equiparar con nada. Tal vez los jóvenes hoy están más identificados con el hip-hop, pero el hip-hop también (yo no entiendo demasiado) ya es un género muy amplio, desde lo más romántico o lo más chulezco hasta lo más contestatario.
¿Cómo ves la situación de la música en Argentina hoy en día?
Siempre surgen bandas en Argentina, no paran de surgir, y yo cada vez que voy, por lo menos una vez al año, compro revistas y digo: “¿Cómo puede ser si esta banda, la última vez que vine, ni la había oído nombrar y ahora están llenando el Luna Park?” En el rock barrial pasan muchas cosas, pero es cierto que ninguna banda llegó a superar lo que fueron los setenta y los ochenta.
No ha habido otra generación que traspase fronteras de esa manera…
No, no la ha habido. Vino Luis y toda esa generación: Manal, Pappo, la siguiente que fue Charly con Sui Generis y a partir de ahí vinieron todos los “cachorros” de Charly que serían Andrés, Fito, Daniel Melingo… (piensa un poco)… se está haciendo un tango joven muy interesante en este momento en Argentina.
¿Y cómo ves la situación de la industria musical en España a nivel creativo?
Se siguen cometiendo los mismos errores. En cuanto algo funciona, inmediatamente las compañías discográficas comienzan a buscar patrones y clones, y eso al final empobrece tanto la oferta… Es muy difícil comunicar hoy a pesar de que tenemos las redes… puede que precisamente por eso, porque hay tanta información, que es muy difícil encontrar la adecuada y también muy difícil incorporarla. Yo te diría que a mí no hay muchas cosas que me hayan sorprendido en los últimos tiempos. Lo de siempre: el último disco de Coque Malla es espectacular, Bunbury sigue haciendo cosas muy potentes.
Pero pasa algo raro en España como que las generaciones en vez de sumar a las que estuvieron antes que ellos como que las ignoran y no termina de armarse una escena poderosa. Yo creo que los países que tienen una escena musical poderosa como Brasil o Argentina, por ejemplo, se van sumando, no restando, y en España me da la sensación de que pasa eso; ahora están los “indies” en un momento muy fuerte pero yo lo veo más como una etiqueta que como un género. No termino de entender esa etiqueta y no sé qué quiere decir; tal vez la actitud en el escenario… poner la voz muy baja tal vez (ríe).
¿Y qué piensas de los músicos de habla hispana que cantan en inglés?
(Después de hablar de modo sarcástico sobre parejas bilingües y hogares en los que se habla tanto español como inglés, medita la respuesta). En España la gente no habla inglés, muy poca gente habla inglés, ni los políticos, entonces me parece como esquivar el bulto: “No tengo nada interesante que contar, porque si lo tuviera intentaría que todo el mundo lo entendiera”.