REDACCIÓN
Ya hablamos del compilado Electrospective. Hoy toca el turno a Electrospective: The Remix Album, presentado aquí por Bill Brewster*.
Dice Bill Brewster:
“El remix ha estado con nosotros desde finales de los sesentas. Primero con los productores jamaiquinos que experimentaban con ritmos y versiones como “Death in the Arena” o “The Champion Version”, de King Tubby, que a su vez derivó de “Funkey Donkey”, del baterista Bernard Pretty Purdey. En los setentas, la idea emigró a Nueva York, donde una nueva generación de disc jockeys se encargó de crear el mundo que hoy conocemos, de clubes, sound systems, reversiones de estudio, sencillos de 12”, mezclas, remezclas y claro, nuevas formas de tomar drogas.
Dos hombres, Tom Moulton y Walter Gibbons, ambos gay, fueron pioneros de los remixes, aunque sólo el último fue DJ. Su trabajo para sellos independientes de disco como Scepter y Salsoul vino a cambiar la industria de la música bailable y nos puso en donde estamos ahora. Pero si ellos crearon el templete, algunos DJ y productores como Francois Kevorkian lo llevaron hacia fuera y le dieron mayor espacio al incorporar las ideas de los maestros del dub y el reggae, junto a Moulton y Gibbons. Ahora es fácil remezclar una canción en tu iPad, mientras estás en una sala de espera aguardando tu vuelo a Tokio.
Originalmente, el remix comenzó con los DJs que retrabajaban las partes originales de una canción para hacer una versión extendida más pensada para las pistas de baile que para la radio. Lo de agregar partes adicionales vino después, como explica David Morales:
“En los inicios remezclabas los tracks originales, usabas lo que había para crear tu intro, el cuerpo, el break y el final de la canción. Ahora agregas la línea de bajo, la percusión… Y está bien. Pero llegamos al punto donde ya te deshiciste de la canción original y empezaste a poner nueva música, por lo que la gente espera escuchar algo totalmente diferente”.
Si el remix se creó en las discotecas gay del Nueva York de los setentas, éste creció en los ochentas, cuando la explosión del acid house en el Reino Unido llevó la música bailable de los guettos y las cervecerías al mainstream. Y quién mejor para capitalizarlo que el hombre en medio de todo ese caos: el DJ. No todas las canciones de esta compilación fueron remezcladas por DJs, pero sí la mayoría. Todas, sin embargo, tienen esa influencia (porque) el remix fue la invención del DJ, su creación y su regalo para la pista de baile. Con el paso de los años, ese arte ha cambiado, igual que las propias pistas de baile.
Pero regresemos al pasado. Con la llegada de lo que el escritor Paul Morlet llamó el New Pop –que era un antídoto post punk, con todo y ropas y ganchos– David Bowie y la música que emanaba de Alemania, particularmente la de Kraftwerk, se convirtieron en la nueva generación de músicos que volteaban a Linn, Oberheim y Roland, más que a Rickenbacker o Ludwig para sus trabajos de estudio. Aquí tenemos, entre otros, a The Human League y Heaven 17; a Mark Hollis con su Talk Talk, a Malcolm McLaren tratando de trazar otro camino y a la banda de Leeds, Vicious Pink.
Aunque el productor siempre puede convertir la mezcla de un sencillo en un viaje apropiado para la pista –Trevor Horn sabe algo de eso–, la mayoría de las bandas que aquí se presentan echaron un vistazo a DJs/productores americanos como Steve Thompson (quien curiosamente terminaría trabajando con Guns N Roses), Morales & Munzibai o el residente de Ministry of Sound, Bert Bevans. Por su parte, Grace Jones recibe un tratamiento de Larry Levan, quien de hecho remezcló varias de sus canciones.
Cuando el techno llegó y la música house se negó a irse, salió la oportunidad para gente de Nueva York, Chicago, y Detroit, esta última representada aquí por Derrick May quien remezcla aquí “Good Life” de su amigo Kevin Saunderson, mientras que el propio Kevin se encarga de Neneh Cherry y Carl Craig hace lo suyo con el clásico “Moskow Diskow”, de Telex.
Masters At Work pasan lista con dos mixes a Soul II Soul y Daft Punk. Una vez Louie Vega me explicó la alquimia que puede suceder durante sus incursiones en el estudio:
“Puedo decir que es grandioso cuando comienza a enchinarse la piel. No sé si va a ser un éxito pop pero sé que será una grabación que la gente disfrutará. Se empieza a poner la piel de gallina o a humedecer los ojos, dependiendo del tipo de canción que se trate. En este casi, las lágrimas son de felicidad”.
Algunos desencajan, como el mercurial William Orbit, quien ha estado creando música electrónica brillante desdePrepare to Energize (1983), de donde se incluye aquí “Water from a Vine Leaf”. Los noventas y principios de los dosmiles fueron la era dorada de los remixes. Las compañías de discos le invirtieron dinero a las nuevas estrellas y dejaron de ser inusuales los lanzamientos en varios formatos, con remixes de todos los estilos, desde drum and bass hasta pop house. Fue una era en la que era casi obligatorio revisitar los clásicos del club y darles una actualizada, como sucede aquí con los tracks de The Human League, Simple Minds y Telex.
Hoy, un DJ necesita un poco más que una laptop cargada con Ableton y una cabeza llena de ideas, como es el caso de algunos integrantes de la nueva escuela como Ewan Pearson, cuya sensibilidad pop lo hizo el candidato perfecto para trabajar con artistas como Depeche Mode, The Rapture y los incluidos aquí, Goldfrapp.
También está por aquí Tom Neville, quien se encarga de forma adecuada de “Milkshake” de Kelis y el maravilloso SBTRKT, quien le da a Tinie Tempah un minucioso vistazo.
El caso para la defensa está cerrado, My Lord.
* Bill Brewster / Co autor del hit “Last Night a DJ Saved My Life”.
www.djhistory.com
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