MARÍA MERIOMA
¿Qué le puede seguir a Calamaro después de tanto Calamaro? (y vaya que nos ha dado bastante -no he dicho suficiente-), ¿cómo se puede definir un disco con mucho de rock sin en manido “el rock no ha muerto”?
Rock con puntos suspensivos…
Después de los puntos suspensivos hay texto, en el mismo renglón, en otro o en la siguiente página, pero sigue habiendo algo que contar. Con “Cargar la Suerte” Andrés Calamaro nos cuenta que la historia no ha terminado y que aún tiene maneras de narrarla que emocionan. Además, Andrés Calamaro es pura transtextualidad, el hipertexto y el metatexto sus formas favoritas, en Cargar la Suertelos subraya con una pronunciada guitarra a cargo de Mark Goldenberg.
El primer sencillo del disco, “Verdades Afiladas” surgió en la mente de Calamaro como una ranchera, al igual que el tema “Mi Ranchera”, en ambos casos el ritmo dista mucho del género típico mexicano gracias a un comentario que le hizo Guille Galván, vocalista de la banda española Vetusta Morla, le sugirió que no acompañara esas letras de los compases de la ranchera sino que les diese una vuelta.
“Tránsito Lento” es la más elegante de las doce canciones, el nómada resignado enfrenta la vida y sus velocidades acompañado de ciertos aires de soul.
La balada “Cuarteles de Invierno” (Vetusta Morla tiene una canción llamada así, por cierto, y el periodista y escritor argentino Osvaldo Soriano una novela), es de los sonidos dolorosos sin que los que Calamaro no sería quien es.
“Diego Armando Canciones” es una dulce declaración de intenciones para consigo mismo, o así lo parece. A lo largo del disco hay referencias varias a personas cercanas a Calamaro, así como lecturas, filosofías, aficiones… Maradona es ya un ícono recurrente en el larguísimo cancionero del músico y en este álbum no se queda por fuera, aunque sólo sea claramente visible en este título.
“Las Rimas” es la canción favorita del Salmón en este disco, es como su “hija”, según afirmó; en ella explora un género que no les es nada indiferente y por el que ya había pasado brevemente: el hip-hop. Instrumentalmente dista mucho del género, es más una balada, pero tanto la letra como la forma en la que la aborda (canta) nos lleva directamente a él.
Enfrentarse a un nuevo trabajo de Andrés Calamaro mezcla emociones… no es el caso de otros músicos argentinos de su generación (o edades cercanas) que han dejado de lado los trabajos sorprendentes para sumergirse en la monotonía de lanzamientos sin sentido. El Salmón no hace eso, él parece tener “Siete Vidas” –o más– y en esta vida lo vuelve a acompañar Daniel Melingo en la letra.
Las letras pesan tanto como la música en Cargar la Suerte, todas pasan por distintos momentos pero consiguen un resultado en forma de “disco contundente”, con reclamo social en “Falso LV”, amistades inquebrantables como las de “My Mafia” y odas a la soledades “Egoístas”.
En la rueda de prensa donde nos presentó Cargar la Suerte Calamaro afirmó que “No es lo mismo estar solo que ser soltero”, una frase que soltó así, como si fuera un comentario sin más, pero en realidad encierra una verdad contundente con dos verbos. Así cierra el álbum con “Voy a Volver”, con una serie de frases que prometen tanto como este título y que conjuntan con todos los músicos en el estudio cerrando la grabación.