CRISTHIAN SILIS
En una noche oscura y de nostalgia punk, Ana Curra y Kompadres Muertos se presentaron en El Lunario del Auditorio. Aquí los detalles.
Con puntualidad, Kompadres Muertos subieron los al escenario maquillados como calaveras y muy ad hoc con la celebración del Día de Muertos. Con casi el 40% del aforo, tocaron varias de sus canciones, además de algunas versiones, como “El Jinete”, de José Alfredo Jiménez y la popular “La Llorona”.
El público, un híbrido treintones, cuarentones y pocos jóvenes, coreaba las canciones, mientras el grupo recibía a sus invitados, que en este caso fueron Walter, de los Black Jacks; el cantante de Pornomotora; algunos integrantes de Sonido Changorámico y el bajista de La Castañeda.
Una docena de canciones durante una hora. Con el 50% del aforo la banda terminó su show, convenciendo a los asistentes.
Finalmente inició el show de Ana Curra, quien vino a presentar “El Acto” para recordar a la mítica banda del punk ibérico Parálisis Permanente.
Rodeada de experimentados músicos, Curra se acomodó en los teclados con su diminuta figura y ataviada de cuero.
La gente empezó a corear a todo pulmón clásicos como “Quiero ser tu Perro” y “Nacidos para Dominar”, mientras Curra pidió recordar a todos los difuntos, incluido Eduardo Benavente, su ex pareja y compañero de banda.
El sonido comenzó a fallar; los problemas técnicos eran evidentes mientras sonaban “Te Gustará”, “Tengo un Pasajero” y su versión de “Heroes”, mientras la gente armaba el slam.
La cantante se excusa por el sonido, argumentando que no conoce ese teclado, ya que no ha podido traer el suyo. La gente no para de gritar y de levantar los brazos.
Luego, enloquecen con “Quiero Ser Santa”. Es curioso ver a gente tan mayor de edad, brincando arriba y abajo del escenario como adolescentes. Curra pide hacer una oración y recomienda escuchar a la banda Los Desechables, antes de cantar un tema de ellos llamado precisamente “La Oración”.
Llama la atención que Ana Curra diga que en este sitio, pulcro e impecable, estén los seres de las alcantarillas, “los punks de a deveras”, mientras los meseros se pasean entre la gente sirviendo tragos.
El sonido mejora un poco mientras suena “Vamos a Jugar”. Ana corre por todo el escenario antes de cambiar su atuendo.
El slam vuelve a estallar con “El Cementerio” y luego con una original de Eskorbuto: “Adiós Reino Mío”, en esta que es la parte más punk del set. A estas alturas, la voz de Ana ya se oye cansada, aunque ella se sigue desgañitando.
La banda se despide antes de volver para un breve encore. Ana Curra pide a los asistentes guardar silencio en honor de Eduardo Benavente, para cerrar definitivamente con “Adicto a la Lujuria”, “Autosuficiencia” (que obviamente es una de las más esperadas) y “Un Día Cualquiera en Texas”, ya con Ana Curra metida entre el público, en un clímax totalmente punk y ante un público que, aunque ya entrado en años, volvió a ser joven durante una hora.