ALEX CASTRO
Una década después de debutar con Fase, Velasco vuelve con un disco de canciones propias y prestadas.
Alma Velasco fue parte de Fase; trío de vida fugaz, cuyo debut y despedida fue el disco Ciudadlluvia (2003). Al parecer más valorados tras su desintegración, que en vida propia.
Una década después, la cantante vuelve con un disco en el que recupera algunas canciones propias, junto con versiones de clásicos del cancionero iberoamericano; todo arreglado y dirigido por Roberto A. Mendoza, alias Panoptica.
Empecemos con lo menos sorprendente: Una versión de “Cama y Mesa” (de Roberto Carlos), que despojada de la ingenuidad de la original se hace predecible; un cover de entre tantos que hemos escuchado durante años. Algo similar sucede con “Corazón de Poeta” (popularizada por Jeanette), aunque no tanto con “Cielo” (de Daniel Melero) que queda bastante a la altura de la original, manteniendo su espíritu etéreo y volátil; mood en el que también se inscribe “El Silencio”.
Hay una canción llamada “Fíjate Bien”, que si mal no recuerdo musicalizaba un comercial de algún producto para el cabello. Y no puedo escucharla sin pensar en eso, por mucho que colabore en la guitarra Rubén A. Tamayo, alias Fax.
Pero, ojo: Hay más. Porque antes de grabar este disco, Velasco y Panoptica llegaron a un acuerdo: Si bien grabarían un disco de música electrónica, no sería uno que tuviera que ver con aquello que se conoce vulgarmente como punchis punchis; sino con algo más fino y, en todo caso, cercano a lo que hacía Alma en Fase.
Y ahí sí que todo concuerda. “Infierno” es una versión más suave de un track que ya estaba por ahí publicado. Es inevitable pensar en Mecano, tal vez hasta en aquel disco debut de Belanova. Y sigue mejorando la escucha con “La Despedida” y con la maternal “La Esfera” (con todo y acordeón del chileno Cuti Aste).
Y suben los BPM, aunque nunca demasiado; siempre manteniendo ese ambiente tranquilo, tanto en “Ladrón de Discos” como en “Where Dreams Come True”, colaboración entre Velasco y Angélica Cárdenas (de NPO). Pienso en proyectos latinos de electropop independiente, extintos y actuales; desde los argentinos Entre Ríos, hasta los mexicanos Sweet Suite.
Y pienso, a juzgar por lo que están haciendo los ex compañeros de Alma en otro grupo llamado Momo, que lo mejor que le pudo pasar a esta mujer fue tomar su propio camino para emprender proyectos como éste.
No lo juzguen por su impresentable portada. Es un disco fino. Personal y fino.