Reversiones con un toque extra de sicodelia.
MAURICIO HERNÁNDEZ A.
Escuchar a The Doors me remite a los primeros arranques de rebeldía con los que crecieron muchos jóvenes. Aquellas escenas de pubertos, berrinches y amenazas de irse de la casa de los padres, por no entender los pensamientos de ídolos como Jim Morrison. Y no los culpo, porque fue la primera referencia que muchos tuvieron de lo que era portarse mal.
Ahora el fenómeno es resucitado por medio de un disco tributo auspiciado por Cleopatra Records; sello de Los Ángeles, California, que en la década de los noventa se encargara de espejear e introducir los sonidos góticos e industriales de Europa a Estados Unidos.
Pero esta vez en lugar de grupos oscuros se trata de bandas contemporáneas que reversionan a The Doors, como es el caso de Clinic, The Raveonettes, The Black Angels y diez proyectos más, que aterrizan clásicos como “L.A Woman”, “Love Me Two Times” y “Riders on the Storm”, pero con un toque extra de sicodelia.
La banda canadiense Elephant Stone abre esta caja con su versión de “L.A Woman”, que deja en claro su influencia de la música india con instrumentos como la dilruba. Quizá mi gusto por The Black Angels no me deja ser objetivo, pero el cover a “Soul Kitchen” que hacen los de Austin es hipnotizante. Las voces de Christian Bland y Alex Maas le dan un toque aún más oscuro a este clásico que hiciera tomar otro whiskey a Morrison.
Aunque el trabajo de Clinic siempre ha sido destacable, con “Touch Me” no parece haberles ido bien, pues se trata de una versión con sonidos exagerados que se puede tornar aburrida. The Raveonettes ya tienen una maestría en covers. Recuerdo el que hiceron de “I Wanna Be Adored” de Stone Roses; gran ejecución, a la altura de la que hacen aquí de “The End”.
Este disco es un nuevo pretexto para regresar al legado de The Doors. Uno más para recordar nuestros primeros intentos musicales, cuando todos queríamos ser rockeros.
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