AARÓN BAUTISTA
Desde el título de su recién primer LP, A. Mountains, banda originaria de la Ciudad de México, promete una experiencia sonora renovadora a través del poder del fuego, motivo recurrente dentro de la lírica de varias de las canciones que lo conforman.
El viaje pirómano consiste en ocho pistas de un pop-folk luminoso y dulzón que por momentos hace guiños tímidos a música y sonidos de tradiciones distintas a la del rock o el pop.
El álbum pareciera hablar de la contradicción entre la añoranza y el miedo a crecer, o de una suerte de acuerdo entre la angustia y el idealismo postadolescente que mira hacia el pasado y el futuro y no logra sacar nada de ninguno. Ese acuerdo es, presumiblemente, dedicarse a arder.
Sin embargo, no me queda claro de qué exactamente se trata eso de arder. Aunque todas las canciones están muy bien trabajadas y los arreglos tiendan hacia el pop barroco con pasajes de cierto rebuscamiento armónico y estructuras que siempre van hacia lo grandilocuente a través de orquestaciones sintéticas y corales, ninguna de ellas logra romper con algunos lugares comunes que me regresan a un pop más convencional y que me dejan esperando el momento en que la música se encienda para cumplir lo prometido en el título.
Es posible que la respuesta a mi cuestionamiento sobre el significado de la palabra arder en el disco se encuentre en la penúltima canción del mismo, “Lugares de fuego”, que dice: Empiezo a arder, pero no me quemo. Tal vez lo que propone el disco sea, más que un fuego destructivo y renovador, un fuego tibio y agradable y que no haga daño a nada ni a nadie, un fuego que no queme.
Y mi Oficio es Arder es un disco perfectamente redondo. La producción es consistente y es a través de ella que se hacen algunos tímidos guiños a otro tipo de sonoridades, destacando dentro de ellos la canción “Silencio”; suerte de homenaje a John Cage en la que aparece en el plano sonoro un piano preparado y unos cuantos segundos de silencio que invitan al escucha a volverse consciente del paisaje que lo envuelve.
Un álbum que será disfrutado por los oídos que gusten de las melodías sin complicaciones y del ruido controlado por los estándares del pop más convencional.
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